Los efectos de los psicoactivos en el campo
energético humano según Barbara Brennan
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Barbara
Ann Brennan se doctoró en física atmosférica y trabajó como investigadora
en la NASA. Durante los últimos quince años se ha dedicado a estudiar
el campo de la energía humana y a practicar la terapia bioenergética.
Es autora de dos libros, Manos que curan (1) y Hágase la
luz (2), que se han convertido en pilares tanto de la nueva medicina
como de la literatura New Age. |
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Barbara
ha comenzado a demostrar científicamente la existencia de lo que los antiguos
textos místicos y esotéricos llamaban el aura humana, mismo que
ella denomina el Campo Energético Humano (CEH). Siendo investigadora
empezó utilizando diversos aparatos para detectarlo y medirlo y posteriormente
desarrolló su propia percepción sensorial hasta lograr ver este campo
y distinguir sus diversas capas (de hecho asegura que cualquiera que se
lo proponga puede hacerlo mediante ejercicios como los que ella sugiere
en su primer libro).
Gracias
a sus observaciones, que por cierto coinciden con las de otras personas
capaces de ver el aura, ha descubierto que las ideas y las emociones asociadas
a dichas ideas presentan determinadas configuraciones específicas en el
campo energético del ser humano.
Según explica,
los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan en el CEH como
bloques oscuros o configuraciones aurales de diversos tonos turbios vinculados
con el tipo de emociones que se hallen en conflicto, cuyo origen radica
en las ideas negativas que mantenga una persona en un momento dado. Si
estas configuraciones persisten en el CEH sin resolverse, tarde o temprano
ocasionan una manifestación en el cuerpo físico de la persona causando
una enfermedad.
De igual
forma, Barbara ha podido observar con su elevada percepción sensorial
(EPS) que la utilización de fármacos ocasiona cambios significativos en
el CEH.
En el caso
concreto de los psicoactivos,
las observaciones de Barbara confirma lo mismo que sostengo en la presentación
y las conclusiones de Las
drogas tal cual... que su utilización puede ayudar
o perjudicar a las personas dependiendo de quién, cómo, cuándo y bajo
qué circunstancias las utilice.
De acuerdo
a sus observaciones, las personas que se benefician presentan determinadas
configuraciones aurales sobre las que ciertos psicoactivos
específicos pueden incidir de manera positiva movilizando la energía y
ayudando a deshacer los bloqueos.
Sin embargo
señala que la enorme mayoría de las veces los psicoactivos
sólo "ensucian" el CEH y contribuyen a dificultar la resolución
de los problemas personales de los usuarios añadiendo más confusión a
sus ya de por sí enfermos campos energético:
Las drogas como el LSD,
la marihuana,
la cocaína
y el alcohol
son perjudiciales para los brillantes y saludables colores del aura
y crean un "moco etéreo", como sucede con la enfermedad...
[Esta
figura] muestra el aura de un hombre que se había drogado frecuentemente
con LSD
y bebía muchísimo alcohol.
Su aura tiene una tonalidad pardoverdosa oscura. El punto verde
sucio que se desplaza hacia abajo y no se liberaba, se relaciona
con sus sentimientos de ira, envidia y dolor mezclados sin diferenciar,
retenidos. Tengo la seguridad de que si hubiera podido separar
estos sentimientos, entender sus fundamentos, expresarlos y liberarlos,
el punto se habría fragmentado en tonalidades más claras y brillantes
de los colores correspondientes (rojo, verde y gris), para desplazarse
a continuación.
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Sin embargo, debido a la cantidad
de contaminación oscura de su campo, este hombre debía hacer una amplia
limpieza energética para desprenderse de su moco etérico antes de que
lograra elevar su nivel energético lo suficiente para aclarar y despejar
sus sentimientos. (1)

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[Esta
figura] muestra el efecto que provoca en el aura la aspiración
de cocaína por la nariz. Cada vez que esta persona lo hacía, los
sábados por la noche, presentaba en el lado derecho de la cara
y la cabeza una gran cantidad de moco gris etéreo, pegajoso, mientras
que el izquierdo se mantenía relativamente limpio. Le pregunté
si aspiraba más por una ventanilla de la nariz que por la otra;
pensaba que no. Mis repetidas comparacioness (podía detectar cada
vez que lo hacía) y una descripción gráfica de su "moco etérico"
le ayudaron a dejar el hábito.
(1)
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[Esta
figura] muestra a un hombre que había utilizado durante años drogas
tales como el LSD
y la marihuana,
con la consiguiente aura verde sucio. El deterioro que suponen
estas experiencias se muestra en el lado superior derecho. Parece
como si tuviera peso, debido a que solía inclinar la cabeza en
un ángulo que parecía equilibrar la forma. Ésta se mantuvo siempre
en la misma posición, una semana tras otra... Para retirar esta
forma, tendría que dejar las drogas y limpiar el campo... Le recomendé
que, además del trabajo corporal, hiciera ayuno e hiciera una
dieta limpiadora. Entonces podría aumentar la fuerza se su campo
energético e irrumpir en ese deterioro acumulado para disiparlo.
(1)
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Por contraposición, Barbara expone
en la última parte de Manos que curan, un claro ejemplo de sanación
en el que se evidencia esta dicotomía acerca de las drogas: que pueden
funcionar como remedios o como venenos, dependiendo de la configuración
aural de la persona en el momento en que las ingiere.
David, era un joven maestro aquejado
de una grave enfermedad que los médicos no podían identificar con certeza.
Su tratamiento con Barbara duró cerca de dos años en los cuales sufrió
una transformación radical que en su incio fue muy lenta y se aceleró
en la última fase, en parte gracias a la MDMA. El proceso terapéutico inició con
una limpieza del campo energético y una desintoxicación del cuerpo físico;
continuó con una reestructuración del CEH acompañada de técnicas psicodinámicas
y por último culminó con el uso de dos fármacos. El primero cloroquinina
para curar el hígado y después MDMA para desbloquear
el sexto chakra
de David.
Según relata la misma Barbara:
El
aspecto de David cuando acudió a la última sesión de curación era muy
distinto. Su aura era dos veces más brillante y mucho más amplia que
lo normal [...] Le pregunté qué le había sucedido y me respondió que
durante el fin de semana había tomado un producto popularmente llamado
éxtasis, o MDMA,
una droga sintética del tipo feniletilamina sintetizada a partir de
la metamfetamina
y el safrol.

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Al
realizar una inspección más atenta, pude ver que el MDMA había
abierto el lado izquierdo de la glándula pineal.
La mucosidad que se había acumulado parcialmente
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en el sexto
chakra como consecuencia del consumo de marihuana y
LSD se había
despejado en el lado derecho. Todavía quedaba tranbajo por hacer, pero
el cambio general del campo de David resultaba sorprendente.
Como
mis observaciones habían demostrado siempre que las drogas psicotrópicas
tenían un efecto negativo sobre el aura, pregunté a Heoyan al respecto;
esto es lo que me respondió: "Depende de quién las tome y de cuál
sea la configuración de su campo en el momento de ingerirlas. Como el
sexto
chakra de David estaba
obturado y había llegado el momento de hacer algo para abrirlo, la droga
tuvo un poderoso efecto. Sin embargo, si el paciente necesitara concentrarse
en un chakra distinto, el efecto, con toda probabilidad, hubiera sido
negativo."
Cuando
otra paciente preguntó si podía tomar MDMA, Heoyan contestó: "No
te lo recomendaría. Toma mejor ovatropina para reforzar tu segundo
chakra que es donde hay que trabajar" [...] Las drogas
pueden utilizarse como sustancias transformadoras; esa es su finalidad.
No curan la enfermedad, pero ayudan al individuo a curarse a sí mismo.
"La sustancia precisa en la cantidad justa y en el momento apropiado
ayuda al individuo a transformarse", dice Heoyan. (1)
Heoyan es el guía e instructor
principal en el campo de la sanación de Barbara Brennan. Ambos postulan
que el origen de toda enfermedad emana de la creencia de que cada uno
de nosotros es un ente separado de los demás y separado de Dios. Dice
que esta creencia se experimenta como miedo, del cual surgen todas las
demás emociones negativas. Y una vez que hemos dado lugar a estas emociones
negativas nos separamos de ellas encapsulándolas en bloques energéticos
y configuraciones aurales negativas:
Este proceso de separación
se perpetúa creando más dolor e ilusión, hasta que el ciclo de retroalimentación
negativa se rompe o se invierte mediante un proceso de trabajo personal...
La clave para romper este círculo vicioso reside en el amor y la conexión
con todo cuanto existe... El amor es la experiencia de estar conectado
a Dios y a todo lo demás... Cuando estamos conectados, nos sentimos
y estamos totalmente seguros y libres. (2)
En sus dos libros
(1 y 2) Barbara Brennan aporta soluciones efectivas para invertir el círculo
vicioso de las creencias y emociones negativas para lograr la reconexión
con lo divino. Recomiendo ampliamente su lectura no sólo a aquellos que
estén enfermos o tengan algún problema de adicción,
sino a quienes tengan interés por el tema de la ciencia, los psicoactivos
y la espiritualidad.
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