¿SALIR O NO SALIR DE LA MATRIX?
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Una
de las primeras puertas que solemos explorar pensando consciente
o incosncientemente que debe haber algo más
fuera de nuestra limitada percepción
acerca de nosotros mismos y nuestra sociedad, es la puerta de
las plantas y alcaloides psicoactivos,
esto es, sustancias capaces de alterar el Sistema Nervioso Central.
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¿Para
qué sirven las drogas psicoactivas?
Las
plantas y alcaloides con propiedades
psicoactivas
nos permiten modificar nuestros respectivos
estados ordinarios de conciencia.
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A
través de ellas podemos explorar distintos matices anímicos,
distintas áreas de nuestro inconciente personal y colectivo,
distintas capacidades de nuestra poderosa y desconocida mente,
así como distintas alteraciones de nuestra percepción sensorial.
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Es
por eso que este tipo de drogas resultan atractivas para ciertas personas
y temibles para muchas otras.
¿Cómo
las usábamos antiguamente?
En
el contexto de los diversos cultos ancestrales, tales como el paganismo
europeo y el chamanismo
esencial del continente americano, inicialmente se usaron
bajo el propósito de ampliar las capacidades de nuestra limitada
percepción y comprensión para resolver los problemas individuales
y colectivos y trascender la condición humana.
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Nuestros
ancestros las usaban en la auntigüedad dentro del marco de
rituales iniciáticos y celebraciones de carácter
espiritual
para comulgar con lo divino,
para sanar,
para ser felices,
para comunicarse con espíritus o entidades propios de otras
dimensiones,
para realizar viajes fuera del cuerpo y
para recibir conociemiento.
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¿Cómo
las usamos ahora?
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Es
de lamentar que
hoy en día no sea muy común que nuestro propósito
al utilizarlas sea
el
mismo que guíaba la sabiduría de nuestros ancestros:
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el de ayudarnos a cuestionar y trascender el estado de percepción
que nos mantiene infelices.
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En
nuestra cultura occidental contemporánea las desacralizamos,
las industrializamos, las vendemos y solemos abusar de ellas dándoles
el mismo uso que a las drogas que llamamos medicinas: el de palear los
síntomas de la enfermedad de nuestra mente sin solucionar su verdadera
causa.
Siempre
que no estamos cien por ciento felices, se debe a que sufrimos algún
grado de enfermedad, pues la felicidad
total sólo es posible en presencia de la salud total,
o sea, salud en los niveles físico,
emocional y mental. |
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Nuestra
infelicidad constante o intermitente, se manifiesta en nuestras
mentes, en nuestros pensamientos y emociones cotidianos.
Dependiendo de su intensidad y duración, eventualmente este
malestar también nos afecta a nivel físico. |
Desde que desdeñamos el contacto directo con
Dios y con la naturaleza y preferimos rendir culto a la ciencia y la
tecnología, asumimos que es imposible vivir en la felicidad total,
lo cual sólo atribuimos a los santos, los locos o
los iluminados que gozan del privilegio de vivir en un éxtasis
permanente. El resto de nosotros hace tiempo que nos hemos acostumbrado
a estar enfermos. Nos hemos acostumbrado a aceptar la infelicidad como
algo normal y lo contrario resulta sospechoso para los estándares
de nuestra sociedad.
Nuestros médicos
y psiquiatras ortodoxos consideran que la euforia
es un estado patológico, sin tomar en cuenta que etimológicamente
eu significa normal, por
lo tanto, nuestra ausencia de euforia, o sea nuestra disforia
habitual (dis significa
carencia), es lo que tendríamos que considerar como anormal.
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Dado
que oficialmente esto no es así, los únicos usos
que nuestra medicina occidental considera lícitos y aceptables
para los alcaloides de las plantas psicoactivas
son: la supresión de las señales neurológicas
del dolor corporal y las diversas manifestaciones de nuestros
trastornos psicológicos.
Siempre
bajo prescripción y riguroso control médico, claro
está...
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Lo
más probable es que quienes nos sentimos inclinados a explorar
las drogas psicoactivas,
en un principio las utilizamos por una mezcla de sana curiosidad combinada
con nuestro intento -conciente o inconciente- de escapar del sufrimiento
y encontrar la forma de sentirnos verdadera y constantemente felices.
Pero
como hemos perdido de vista el conocimiento de nuestros ancestros, cuando
mucho, logramos utilizarlas para cuestionar las pautas sociales que
contribuyen a mantenernos en nuestro estado de infelicidad habitual,
e incluso hemos llegado a efectuar algunos intentos desorganizados de
rebelarnos contra él, como sucedió durante la época hippie
que nos legó grandes lecciones.

Gracias
a ella quedaron sentadas las bases del autocuestionamiento social, de
las libertades comunitarias y del retorno a lo natural que han sido
las semillas de los diversos movimientos e iniciativas de protección
a la ecología, de comercio justo, etc.
Sin
embargo, en la actualidad, rara vez nuestro propósito es el de utilizarlas
para cuestionarnos o cambiar el estado de las cosas. La nuestra
es una generación sin cadenas visibles y por lo mismo es
una de las más sometidas.
Esto
es así porque no siempre sabemos que existe algo más
allá de la ilusión que nos muestran nuestros sentidos,
porque no hemos tenido la oportunidad de enterarnos de que existe
la posibilidad de salir de la dictadura de la percepción ordinaria
que los antiguos llamaban el sueño, la ilusión, la dualidad,
la maya, y que gracias a nuestros códigos cinematrográficos
contemporáneos bien podríamos llamar la Matrix.
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Dicho
llanamente:
estamos utilizando las drogas psicoactivas
para seguir encadenados a la Matrix
pero no para salir de ella.
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¿Existe
otra forma de poder usarlas?
Sí,
y afortunadamente cada vez somos más las personas que estamos interesadas
en hacerlo. Gracias a Dios han
subsistido reductos de personas que han preservado las bases del conocimiento
ancestral y somos bastantes los investigadores que buscamos rescatarlos,
difundirlos y aplicarlos en nuestra vida cotidiana.
También
es satisfactorio señalar que a pesar de los peligros y obstáculos
que supone la prohibición de los principales alcaloides psicoactivos,
no son pocos los psicólogos y psiquiatras que han seguido
estudiándolos.
Algunos
de ellos incluso han continuado empleándolos clandestina
o veladamente en sus prácticas
terapéuticas y han obtenido impresionantes
resultados al combinarlos
con los conocimientos de la psicología contemporánea.
Paralelamente
estamos presenciando un resurgimiento del chamanismo,
tanto del esencial como del insustancial que simplemente comercia
con el turismo usufructuando las llamadas plantas
de poder.
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De
allí la importancia
de rescatar nuestras tradiciones y nuestra sabiduría ancestral,
de revisar las fuentes de nuestros conocimientos místicos y esotéricos
al respecto; y
de
allí también el apremio de revisar y replantear nuestra
legislación
internacional en materia de drogas psicoactivas.
Necesitamos
abrir nuevamente los causes de la investigación pública
y privada a fin de continuar estudiando y empleando estas sustancias maravillosas
que pueden convertirse en poderosas herramientas de autoconocimiento bajo
el contexto, el conocimiento y el propósito adecuados.
Las
plantas y alcaloides psicoactivos
no
son la única vía de autotransformación, pero sí
son un camino dinámico y veloz cuando sabemos emplearlas.
Potencialmente
nos ofrecen la oportunidad de ayudarnos a acelerar nuestro desarrollo
personal y colectivo, aunque el verdadero trabajo lo tenemos que hacer
fuera de sus efectos, en el día a día, como bien lo sabemos quienes trabajamos
con ellas.
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Esta
web fue creada para difundir información acerca de las
plantas y alcaloides con propiedades psicoactivas
Aquí encontrarás una recopilación de datos generales,
químicos,
farmacológicos,
legislativos,
políticos,
antropológicos,
estadísticos,
terapéuticos
y espirituales
relacionados con el uso ancestral, histórico y contemporáneo de las principales
drogas psicoactivas
tal cual las veo.
Mi
propósito principal es que esta recopilación aunada a las entrevistas,
la cartografía,
los enlaces, las
reflexiones, conclusiones
e hipótesis
que expongo, nos ayude como sociedad a:
- recuperar el conocimiento ancestral acerca de las plantas psicoactivas,
- evitar volver a cometer los errores del pasado, resolver los presentes,
y
- sacar el mejor provecho de las importantes herramientas que pueden ser
las
plantas y alcaloides psicoactivos
bajo el contexto y el propósito adecuados.
Que
te sea de utilidad.
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