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Director de una "Comunidad Terapéutica para la Rehabilitación y Reinserción de Personas que Abusan del Consumo de Drogas" en España
Entrevista realizada por Karina
Malpica Noviembre
de 1999
Barcelona, España. Mi condición previa en esta entrevista era de recelo y suspicacia,
pues siempre había desconfiado de los tratamientos oficiales de desintoxicación
puesto que había leído algunas cosas respecto a la forma en que se llevan
a cabo. O sea, quitándole todo el poder a la persona y otorgándoselo a
la droga, calificando a la persona de adicta y haciéndole creer que es
una enferma a merced de factores externos en lugar de un individuo con
todo el poder y la responsabilidad interna necesarias para poder dirigir
su conducta. Entrevistando
a Paulino Gazcón comprobé que efectivamente así son los tratamientos oficiales;
pero también me di cuenta de que sinceramente eso es lo que ellos creen
y lo que es peor aún, eso es lo que ellos comprueban diariamente. Vi que
al igual que yo tengo mis fuentes para convalidar mis creencias (que las
drogas son objetos inanimados incapaces de atraparte o convertirte en
esclavo a menos que tú les entregues tu poder y no te decidas a recuperarlo
tan radical o paulatinamente como lo entregaste), ellos tienen las suyas
para demostrar que lo que ellos creen es verdad. Además, de entrada
me chocó la incongruencia de ver a un director de un centro de desintoxicación
fumando cigarro tras cigarro durante toda la entrevista... He visto que
la salud es un tema secundario en esto de las drogas, pues a lo que se
le tiene miedo en realidad es a la alteración de la mente, a la alteración
de las percepciones y no a los daños orgánicos. Se le teme a lo desconocido,
como siempre. No obstante,
también logré abrirme y trascender mis aversiones para poder ver y apreciar
la evidente buena fe de personas como Paulino Gazcón a quienes la vocación
de servicio y las circunstancias los llevan a dar lo mejor de sí mismos,
dentro de su respectivo marco de creencias, al seguir el noble ideal de
mejorar las condiciones de los demás, debido a su auténtica preocupación
por los otros y gracias a sus actos de ayuda desinteresada. Otra cosa que
me gustó del programa del Centro Terapéutico que dirige Paulino es la
idea de modificar los hábitos de las personas que ingresan mediante las
tareas y horarios que llevan, así como la idea de graduar los niveles
de responsabilidad durante la estancia. O sea, me gustó la estructura
pero no los conceptos de partida ni el tratamiento ideológico que se deriva
de estos conceptos. Así es que en
verdad aprendí mucho de esta entrevista. Aprendí que vivimos en un mundo
en el que coexisten varias y muy diferentes realidades junto a sus respectivas
comprobaciones, que el enfrentamiento entre ellas es tan claro como inútil
y lo que se necesita es reconocer esta coexistencia de realidades y aportar
nuevos enfoques que sirvan también a los centros institucionales de desintoxicación. ENTREVISTA Nombre o pseudónimo Paulino Gascón Sancho. Lugar y fecha de nacimiento Nací el día 18 de febrero del 56, en un pueblecito de la provincia de Teruel, aquí en España. Ocupación Mi ocupación es el campo de la educación, yo soy educador, mi formación académica es de educador, lo demás son cursos complementarios, pero mi titulación oficial es de educador. Actualmente dirijo una comunidad terapéutica para la rehabilitación y reinserción de personas que abusan del consumo de drogas, de todas las clases de drogas. O sea que no es específico una droga, hay consumidores de todo tipo de drogas, incluso legales. Hay alguna persona que todo lo que ha consumido en su vida es alcohol y está aquí, así como hay personas que de todo lo que han consumido, han conseguido receta, lo que sería legal, ¿eh? Hemos tenido en tratamiento a personas que aparte de alcohol todo lo que habían consumido tenía prescripción psiquiátrica. ¿Cuál es tu posición
frente a la despenalización de las drogas? Yo soy indeciso, nunca he tomado una decisión, hablo a nivel personal, no del programa del que formo parte y en el que trabajamos, porque el programa tampoco se lo ha planteado. El punto de inicio del programa y también el mío, es que más allá de la legalidad o no legalidad hay personas a las que el abuso de sustancias adictivas, las drogas, les genera problemas de conducta, problemas de relación, problemas sociales y que en algún momento quieren plantearse el hecho de dejar el consumo. Quizá solamente para dejar de tener esos problemas, no creo que realmente en un inicio lo que quieran hacer es dejar el consumo, el deseo íntimo sería seguir consumiendo y seguir haciendo una vida como a ellos les apetece, pero llegan a la conclusión de que eso es imposible después de diversos intentos. La posición de si es mejor legalizar o no legalizar, para mí partiría de que puede ser más valorable para unas personas, porque el alcohol droga legal en España está generando problemas quizá mayores que las otras drogas. El consumidor de heroína es un problema social muy grande y es el que más duele, pero a nivel de problemas familiares de problemas de relación, de reestructuración personal, de pérdidas de empleo, enfermedades, el alcohol está generando una cantidad de problemáticas personales y sociales que incluso no están, yo pienso, que bien cuantificadas. Entonces no lo sé, no lo tengo claro. Porque además cuando hablamos de legalizar, hablamos de legalizar esta u otra sustancia, porque claro lo que no puede hacer un Estado, porque eso es un tema de ley es, decir vamos a legalizar todo, es imposible legalizarlo todo, pues hay que hacer lista, cuando se hace lista siempre hay unas que quedan al margen, entonces ahí empieza a jugar el margen de la legalidad con el de la ilegalidad... y el argumento del narcotráfico solventaría otras cosas. Mi constatación es que necesitan tratamiento personas que están consumiendo drogas legales y personas que están consumiendo drogas ilegales. Cierto que la mayoría de las personas que están abusando de drogas ilegales, la mayor parte de los problemas que tienen, no son solamente los derivados del hecho en sí del consumo de la droga, derivados de la sustancia, sino los derivados del hecho de la legalidad, lo que tiene que hacer para conseguir la sustancia, el precio a la que está por ser ilegal, todas estas cosas... Mi duda es, si legalizando esa sustancia no se promueve desde los intereses económicos otro tipo de sustancia que tenga la misma adición. Es que es cierto como decías tú, que normalmente se encuentran posiciones muy enfrentadas. Yo no cuento, yo no tengo una posición porque tampoco tengo una definición, digamos que sería más tendente a a la no legalización al menos global, porque encuentro esas posibles problemáticas derivadas. Y en el último caso, aún desde la legalización, desde la posición del lugar de trabajo, la posición profesional y la posición personal, considero, estoy seguro, sé, que programas, mecanismos, terapias, sistemas de ayuda a personas que presenten problemas con el abuso, seguirían siendo necesarias. Como la posición mía es atender esas problemáticas personales, está más allá de la legalización o no legalización. Tanto es así, que el programa como tal, nunca se ha planteado esto, se ha planteado temas de cómo intervenimos en prevención, cómo intervenimos en educación... en cambio si damos una opinión pública de si debe legalizar o no, nunca lo hemos planteado. Y seguro que en los distintos profesionales que intervenimos tendrán distinta opinión. ¿Qué
drogas has consumido a lo largo de tu vida? ¿Qué drogas he consumido yo? No he consumido drogas ilegales. Ninguna, cosa curiosa en mi profesión. Me ha tocado en la juventud convivir con personas que consumían habitualmente hachís, pero nunca lo he querido consumir. Soy usuario en la tierra en que estamos de alcohol, esporádicamente en las comidas y esas cosas. No abusador, al contrario, más bien restrictivo en el uso. No me voy a privar de gozar de un buen vino en la comida, pero tampoco se me va a encontrar saliendo una noche de copas; saldré a otras cosas y me podré tomar una copa, pero no salgo de copas. Sí, sí claro, tabaco y café también y bueno son drogas. Evidentemente el tabaco es droga, pero a mí me gusta hacer una distinción cuando hablamos de droga desde el contexto del espacio de rehabilitación. Yo no puedo ponerme a hablar con mucha gente diciendo que el tabaco es adictivo, mucho más que otras muchas de las sustancias. El café, yo creo que no tanto. Es adictivo pero sin duda no tanto, pero claro estamos hablando del tema adicción... Está muy ligado hoy por hoy desde la perspectiva médica, no quiero descalificar a los médicos, son necesarios en mi equipo, en nuestro programa tienen un peso muy particular y muy concreto los médicos, han de intervenir, intervienen, y tiene su responsabilidad, pero cuando estamos hablando de elegir un tratamiento, la droga orgánicamente genera adicción, genera dependencia, tiene niveles en que se puede soportar el consumo, los efectos y todo esto, pero tiene también el componente de la modificación de la conducta. Entonces el tabaco, ¿modifica la conducta? Pues puede ayudar a calmar la ansiedad, puede ayudar a muchas cosas, pero por descontado que no interviene de manera sustancial en modificaciones, en alteraciones de conducta, en capacidades de relación, en capacidades de interacción con personas, que no amaga, que no oculta de manera importante la experiencia activa de una persona, que no la encubre, que no la exalta excesivamente. O sea, médicamente es muy adictivo, genera muchos problemas de salud, evidentemente, pero la droga tiene estos dos componentes, tiene el componente de la dependencia orgánica, y el componente de la modificación de la conducta, que los de rehabilitación sabemos que es mucho más difícil el proceso de rehabilitación de la adicción psicológica que el de la adicción fisiológica. En
tu opinión los criterios para hablar de una droga no serían fisiológicos
entonces, sino respecto a la alteración de la conducta, ¿no? por eso fumas
tabaco... Como mínimo, no únicamente fisiológicas, no únicamente fisiológicas, y además es que todos sabemos que cuando se discute si restringir más el tabaco o si legalizar el hachís, tampoco estamos hablando de un tema de la salud, estamos hablando de un tema económico, porque los mismos estados que prohíben, que te ponen trabas, cobran unas tasas excesivas por el tabaco. Gastan haciendo campañas para dejar el tabaco pero no renuncian al impuesto sobre el tabaco, entonces estamos hablando de un movimiento económico. Mi posición al abordar el problema es respecto a las dificultades, los problemas de la persona consumidora. ¿Hasta qué punto es posible un uso sin llegar al abuso, eh? También tengo mi criterio particular en ese aspecto. Tradicionalmente se ha usado pero en espacio cultural, en espacio ritual, en espacios en momentos determinados, se han usado drogas y no sabemos hasta qué punto se puede hablar de abuso. Yo estoy hablando desde la posición del que abusa y se ve tomado, atrapado por una sustancia, con las consecuencias que le genera. ¿Y
la personas que vienen aquí comparten esa perspectiva de que la droga
los atrapa? ¿Qué criterios se usan para ingresar al centro? ¿Ellos mismos
son los que tienen que considerar si tienen un abuso y vienen ellos, o
los traen sus padres si son menores de edad? ¿Cómo es el ingreso a esta
institución? Vienen ellos, algunos vienen acompañados o forzados por la familia, pero esta la decisión suya. Incluso en el caso más extremo, es él el que decide ponerse en tratamiento. Yo pienso que nunca la decisión ha sido 'estoy abusando de las drogas'. O sea, él no decide que está abusando, él decide que tiene problemas derivados del uso, del abuso y que quiere ponerse bien. Él valora lo que vive, lo que experimenta y las consecuencias. El abuso ha llevado a perder el trabajo, a perder la pareja, a desatender a los hijos, a problemas legales, a estar inhabilitado para tal... yo que sé cuantas cosas, y eso es lo que se quiere dejar. Los usuarios, los residentes del programa de rehabilitación, su decisión no ha sido dejar la droga, sino tener otro tipo de vida. Hay que llegar a la conclusión, poco a poco, de que es imprescindible el tema de dejar la droga. Luego se discute la cuestión de un abusador, una persona adicta, dónde ésta el límite para él del uso y no abuso; y si es posible un uso sin abuso, para quién ya ha pasado por el abuso sostenido y prolongado. ¿Tú
crees que sea posible? Yo pienso que es imposible el uso sin abuso para quien ha sido abusador de tiempo. Claro, ese es el gran poder de la droga, eso es lo que atrapa, lo hace tan fuerte para otros, y que luego las personas encuentran problemas conviviendo con personas que simultáneamente tienen un abuso. Como mínimo yo diría que el riesgo es muy, muy elevado y cada uno de ellos ha de tomar la decisión de si vale la pena correr ese riego por una noche de copas o por una tarde de hachís, claro. Mucha gente puede vivir con ello, y no le genera graves problemas. ¿Tienes
evidencias al respecto? Bueno dicen que no les genera mayores problemas, yo sé de personas que usan y no les a creado problemas, pero muchos les limita o les crea problemas observables desde la perspectiva del que está acostumbrado a observar la conducta humana, las reacciones y todo eso, se sabe que en muchos casos ya empieza a ver deficiencias importantes. Cosa que quizá no este al alcance de poder hacer todo el mundo. Hay muchas personas con una vida con poco sentido, que no va a más, pero que para ellos será imposible una vida con drogas, porque saben como lo van a pagar, alguien puede estar desencantado de su vida, mostrarse desilusionado, más o menos a disgusto con su trabajo, o con su pareja, con su tiempo de ocio, con sus ocupaciones, no le encuentran mucho sentido a la vida, y siguen viviendo con eso y bueno... es grave enfrentarse con esta sociedad, pero pienso que alguien que ha pasado por la experiencia de las drogas de forma abusiva, permanente, difícilmente va a soportar una experiencia de vida así, sin volver al consumo, genera frustración, insatisfacción, mal estar, culpabilidades, rabias, una falta de autoestima, con la que en el fondo nunca nadie estamos satisfechos, y hay una forma muy fácil, por ejemplo para el heroinómano, de olvidarse de esa insatisfacción. Entonces, quién no conoce la forma de ocultarlo, quizá lo soporte, pero quién ya conoce la forma de ocultarlo, y pensar 'por esta tarde me olvido', lo hace para salir. Cuéntame
¿cómo empezaste tú a trabajar en esto, y cómo empezó el proyecto? Porque
me decían que esto antes era una ciudad de niños y ahora está convertida
en este centro, ¿cómo estuvo? Bueno, esto fue un internado de niños con problemas familiares, con problemas sociales o huérfanos. Era del Ayuntamiento de Barcelona, se llamaba la Fuga de los Muchachos, pero no es la famosa y conocida ciudad de los muchachos, sencillamente era un centro tipo orfelinato, aunque no todos era huérfanos. Pero hace ya desde aproximadamente el 67 o 68 que yo sepa, no estoy seguro, estamos hablando un poco antes a la Transición Política Española, que esto dejó esa función. Y poco tiempo después ya empezó a ser una comunidad terapéutica para rehabilitación de toxicómanos, propiedad del Ayuntamiento y sigue siendo propiedad del Ayuntamiento. Nosotros, el Centre Català de Solidaritat, somos los gestores, teníamos nuestro propio programa, teníamos nuestro espacio, pero se llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, con lo cual gestionamos la Comunidad. Aportamos a nuestros residentes tratamientos pero ellos aportan también, o sea, es un convenio entre una institución y una fundación privada, desde hace ya 20 años quizá. Este espacio físico de hecho es la primera comunidad terapéutica para la educación de toxicómanos de toda España... Las
instalaciones, ¿de qué constan? De un edificio central, que es esta casa, que es anterior al colegio de los niños. Debió ser una casa particular, parece ser que era de alguien de Cataluña que hizo fortuna en América y al volver aquí se construyó su casa. Es hacer especulaciones pero yo no me olvido de que aquí a un kilómetro tenemos el antiguo Casino de Barcelona, por lo tanto era una residencia particular pero alguna funcionalidad debía tener, porque la estructura no es para vivir una familia, sino para organizar fiestas, grupos o cosas por el estilo. Tiene capacidad para 60 personas y como anexo a esto hay construcciones que se hicieron a base de aportaciones del Ayuntamiento y el colegio. En un lateral hay cinco antiguas clases de los niños, ahora bastante maltrechas, pero que algunas la estamos recuperando para poner algún tipo de taller. Hay una iglesia anexa que se construyó para el colegio, que nosotros utilizamos como taller de carpintería y luego hay mucho espacio externo, hay huerto, campo de fútbol, patios, pero hoy por hoy el lugar de vivienda y tratamiento es esta casa, lo otro son anexos. ¿Cómo
te surgió la vocación para empezar a trabajar en esto? ¿Cómo llegaste
aquí? De hecho yo provengo del mundo de la educación, yo era profesor de niños y en mi tiempo libre, a nivel de voluntariado, era colaborador con un centro de menores, que digamos estaban en situación de guerra. Los acogían durante la semana y entonces un grupo de personas empezamos a pulir un espacio de entretenimiento los fines de semana, de verano y cosas así. Bueno, y realmente fue una invitación, porque yo colocado en los dos campos, en un momento me pregunté, bueno sigo educando o sigo dedicándome profesionalmente a está línea de reeducación de personas así. Incluso, no por el tema directo de los niños, sino de hermanos mayores de ellos, o de sus padres por algún contacto con la droga. De hecho me había planteado el tema de la droga, pero mi conclusión fue 'yo soy profesional de la educación, esto lo hago como un voluntariado, yo seguiré haciendo de profesional de la educación, y lo otro, pues sus profesionales habrá para este campo, que lo harán mejor que yo'. Sorpresivamente, casualidades de la vida, para el año siguiente recibí una invitación de los representantes en aquel momento de una fundación que se creó por Caritas de Cataluña, que habían decidido hacer una intervención en el campo de la drogodependencias y que buscaban personas. Y alguien que estaba allí, que nos habíamos conocido en el ámbito escolar, yo como director de un centro y él como representante de la asociación de padres, él me dijo 'Buscamos personas para esto y pensamos que tú lo puedes hacer'. En aquel momento la propuesta de formación era interesante, pues se trataba de ir a aprender, no a importar el modelo pero si a tomar los criterios, la filosofía de actuación, todas estas cosas del proyecto Huomo de Italia, suponía además un viaje a Italia, que luego nunca realicé, realmente sigo aquí, pero bueno era entrar en otro campo, era conocer cosas nuevas, e intervenir en algo que me había llamado la atención, entonces decidí hacerlo. Finalmente, la formación pasó no por el proyecto Huomo de Italia, que luego he tenido la suerte de ir a conocer y contrastar, sino por algo que ya se había implantado en Zaragoza a partir del Proyecto Hombre, también por hacer cursos de formación de drogas concretas y tratamiento, y luego venir aquí a trabajar. De hecho no estuve en el grupo que lo inició, yo me desvinculé y me quedé con el Proyecto Hombre por algún tiempo, pero al final volví aquí a Cataluña donde tenía mi familia y me vine y dije 'bueno finalmente he aprendido, finalmente sé, si queréis puedo empezar', y empecé. Así es todo, estamos hablando de unos 10 años ahora de experiencia por mi parte, pero la primera comunidad terapéutica que es esta, está funcionando desde hace 20 y hay gente con mucha más experiencia. ¿Cómo
se sostiene la Comunidad? ¿Con fondos del Ayuntamiento o tienen una Fundación
o cómo lo hacen? Hay una Fundación, la Fundación Centre Català de Solidaritat que forman fundamentalmente personas de Cáritas de Cataluña. Pero también algunas otras personas que ellos han elegido, o sea, al final yo soy un contratado por la Fundación, pero formo parte del equipo directivo, y la dirección somos todos los profesionales, no es la Fundación. La Fundación nos garantiza el funcionamiento económico, naturalmente se respetan los criterios coherentes con ellos, pero no tienen que ver con darles una formación católica, no, no es ese el tema. No hay ningún problema al respecto, incluso tenemos la suerte de tener gentes de diversas religiones, porque yo pienso que la diversidad enriquece la casa, por ejemplo viene una persona que está siguiendo el ramadán, lo cual es una dificultad en una estructura de este tipo, pero lo está siguiendo. Las distintas Cáritas de Cataluña hacen una aportación a un Programa que tiene un momento inicial, que llamamos Centro de Día o Centro de Acogida, luego hay un espacio posible aquí en la Comunidad Terapéutica que se utiliza en la mayoría de los casos, pero no para todos, y también hay un proceso de acompañamiento en la reinserción en el mundo familiar, en el entorno social, en el trabajo. Pero el convenio con el Ayuntamiento es exclusivamente de la Comunidad Terapéutica, por eso también vienen personas que vendrían de los Centros de Día, lo que en terminología son los CAPS, los Centros de Atención Primaria de Drogodependencias, que dependen directamente del Ayuntamiento de Barcelona y que también derivan aquí. ¿Y
en qué consiste el tratamiento que se da en esta Comunidad Terapéutica? El tratamiento de Comunidad Terapéutica, tal como nosotros lo entendemos, fundamentalmente es el vivir juntos, el organizar, el estructurar la vida juntos. El que quiera se puede ir, pero la mayoría se quedan. Me
han dicho que la primera estancia son dos meses sin salir, y después,
ya hay otra donde puedes ir y volver. ¿Cómo está esto? Sí, sí, exactamente hay un primer tiempo en el que no hay salidas al exterior, si no son digamos obligatorias, como temas médicos o judiciales. Y luego a partir de ese tiempo se retoman con una cierta gradualidad, unas salidas cuyo único objetivo sería el retomar y el incrementar los contactos con el exterior, para ir reconstruyendo su vida, porque aquí nadie va a quedarse, o sea, cuando se entra en esta casa, se tiene la seguridad de que hay fecha de caducidad, puede alargar más o menos, pero aquí nadie puede venir para quedarse. ¿Cuánto
es lo máximo que alguien se puede quedar? No hay definición, nosotros decimos que la estancia en Comunidad teóricamente viene a ser de 6 - 7 meses. En algunos casos es más corta, no estoy hablando de los casos de abandono, sino que algunos casos se acortan por alguna razón, lo cual es difícil, porque aunque algunas personas pudiesen hacerlo y pudiese ser conveniente, no lo es para las dinámicas de los grupos, los grupos tienden a absorber, difícilmente aceptan la diferencia, y en algunos casos la estancia se prolonga y hay personas que pueden estar 8 meses, 8 y algo, no lo tenemos cifrado. No hay un límite exacto, pero más allá de 8 meses, nadie, llega a estar. O sea, el tema estaría entre los 6, 7 meses, contando que luego en la medida que quieran, continua habiendo un seguimiento, desde otro espacio, pero mayoritariamente se acepta que haya un acompañamiento. Y eso si que es muy relativo, alguien lo puede necesitar por meses, y hay personas que lo necesitan por años. Es importante el tener la posibilidad de que cada mes o cada dos meses haya una llamada telefónica a un profesional o ir a verlo, durante nadie sabe cuántos años, pero es un poco garantizar el asiento que tienen. El proceso de reinserción social, que nosotros llamamos, se puede prolongar por mucho tiempo, eso ya es más impreciso. José,
el chico que me recibió y me guió en mi visita al Centro ya va a salir
de aquí y va a empezar la reinserción, ¿verdad? Sí, sí, hoy es viernes y el lunes él se va a reinsertar. Me
parece bien eso de que haya un periodo intermedio, porque luego no sabes qué hacer cuando sales ¿no? Seguramente es uno de los grandes problemas históricos de muchas Comunidades Terapéuticas, no haber tenido suficientemente estructurado, estudiado y con contenido un proceso posterior de reinserción. Hoy por hoy, prácticamente todas en general tienen algún tipo de acompañamiento, pero no creo que en todos los casos esté suficientemente estudiado a qué cosas se atiende y cuáles no. Socialmente la gente cree que el trabajo soluciona las cosas, y no es cierto, yo digo que el trabajo no es un problema, todos mis residentes han encontrado más trabajos que yo, y los han perdido mucho más rápido que yo... Oye,
¿cómo sería un día en la vida de alguien que está aquí, cuál es su programa? Hay un horario muy marcado, muy regular, y hay el compromiso de seguirlo desde el día que se llega. Es uno de los aspectos del contrato terapéutico. La base del tratamiento es ponerme a convivir, regular la vida, estructurarla, generar hábitos, primero las conductas elementales y luego en temas mayores, convivir, solventar de manera adecuada las dificultades de lo cotidiano, las dificultades de la convivencia, los problemas emocionales, los problemas de responsabilidad. Así es que aquí, paulatinamente se tiene que ir produciendo un incremento en la responsabilidad, hay unas que son individuales sobre cosas personales que duran siempre, y hay otras que son sobre los aspectos de la casa, que gradualmente se van adquiriendo. El nivel de responsabilidad es algo importante, e incluso en algún momento es deseable que una persona esté sin el guía que haya tendido durante algún tiempo, para que pueda ejercer la responsabilidad desde sí mismo. Además muchas cosas van marcadas por el tema de convivir como la hora de levantarse. Se levantan a las 7.30, una hora totalmente normal, media hora de aseo, a continuación desayunan, y hay una pequeña reunión en la cual se intentan revisar, hablar, reclamar algunos aspectos del día anterior que no quedaron lo suficientemente claros, cosas que han surgido, problemas, y que todavía no se ha encontrado la respuesta, y pueden ser cosas totalmente cotidianas, o sea, algo tan sencillo como que se quedaron tres platos sin fregar y no sabemos quién ha sido, entonces queremos preguntar quién ha sido y que nos explique por qué. También en esa reunión se puede explicar qué se va a hacer durante el día, o algunos grupos de trabajo qué están haciendo y hay un espacio para que hablen ellos de algún tema y se incluye algún tipo de esquechs, de canción algo así, más distendido, si ellos van preparados y luego intentamos que siempre haya alguna aportación que llamamos filosofía, un texto, una frase, de cualquier persona con la única condición de que sea exterior al Programa y que sea alguien reconocido, o sea, aquí nadie me puede leer un texto de Luis Antonio, a quién nadie conoce. Pueden leer textos de Aristóteles, como pueden leer de escritores actuales, pero ha de ser una aportación generalmente que hace reflexión sobre la condición humana, o sobre conductas, y que tenga vamos a llamarle así una cierta calidad reconocida por alguien en algún entorno y esto generalmente lo aportamos nosotros y no ellos. D Después viene la comida, luego viene un tiempo libre, y se abre un espacio que continúa siendo laboral como el de la mañana pero que varios días está cubierto por grupos de terapia. Igual que todo el mundo tiene desde el día que entra un trabajo, tiene un grupo asignado, en un principio es un grupo de todos los que han llegado últimamente, y a partir de allí se van generando grupos. Y el terapeuta los acompaña. Son grupos en los que se pueden abordar tanto situaciones de él, como situaciones del pasado de una persona, en función de lo que le represente un problema ahora; lo que pasa es que las formas del pasado aparecen en las conductas de hoy, y a partir de las conductas de hoy pueden pasar a revisarse los vínculos con la familia, los modelos, tipo de respuesta que han dado, y las nuevas que se quieren dar y ensayar, eso hace falta. Tenemos un modelo de trabajo grupal pero también serían abordables cuestiones individuales pero eso ya puede ser a largo de todo el día, por los profesionales. Otros días en vez de grupo, pues hay un seminario o formativo en aspectos personales que nosotros tenemos definidos en nuestro programa: cómo abordar la responsabilidades, cómo manejar el tiempo libre, temas de higiene, temas sanitarios, temas de violencia, o bien, conferencias de temas de interés, de personas externas que vienen para enriquecer quincenalmente en lo que llamamos una asamblea, que es una reunión para organizar cosas. Los acuerdos tomados en la casa de organización que nos obligan a todos se modifican a través de este espacio. Hay una interrupción para merendar, es cuando se han terminado los grupos, los demás dejan el trabajo, van a merendar, se toman un café, es momento de encontrarse y de introducir rupturas de esa monotonía laboral, y luego retoman el trabajo durante una hora y media más hasta las 7 de la tarde. En ese momento ya tienen que tener recogidos y colocados en su lugar todos los instrumentos, todos los elementos de trabajo, las cosas limpias y ubicadas y allí empieza un tiempo digamos libre, para temas de ducha, de aseo, de cosas personales o escribir, leer o jugar, escuchar música, hasta la hora de la cena, y después de la cena se sigue la misma dinámica de tiempo libre, de diversión y entre las once y las doce se tienen que acostar. A las once y cuarto se tiene que preparar un ambiente para que en las habitaciones no haya ruido y a las doce todo el mundo a la cama. Ese digamos sería la dinámica del día, claro todas las cosas tienen su evolución, poco a poco va adquiriéndose algún elemento de responsabilidad dentro de ese grupo, hasta que finalmente en algún momento se llega a ser responsable de coordinar a todo el grupo. Incluso más adelante, cuando se acerca el final en la casa, dejan de estar en un grupo de trabajo para tomar la responsabilidad de la organización general de la casa, horarios, grupos, supervisar los viajes de los vehículos, encargarse del abastecimiento de la cosas que necesita cada espacio y lo mismo de los grupos. Pueden empezar hablando de las cosas elementales, de cómo estoy, qué me pasa, cómo me estoy integrando o por qué me cuesta hacer esto o lo otro, responder a cualquier tema de convivencia, y acabar terminando hablando de cosas suyas personales, las dificultades que se encuentran a la salida, como les afecta la casa, las perspectivas de futuro, en todo eso hay una evolución. ¿Cuántos
terapeutas hay? Profesionales en esta casa hay 8 personas en el trabajo terapéutico y 4 personas en digamos acompañamiento y luego hay personas que intervienen en actividades puntuales. José
me decía que a veces hay un taller de Yoga o de algo así... Sí dentro de todo este espacio, tenemos más o menos consignado que a las cinco y media, después de la merienda, hasta las siete las ocho, se abre un espacio en que las personas que no trabajan aquí directamente, vienen y hacen ofertas de algún tipo de actividad. Todas esas actividades son siempre libres de elección, pero una vez que uno elige participar tiene la responsabilidad de participar, normalmente en un trabajo de afirmación del tiempo libre. No olvidemos que el primer consumo siempre sin excepción se produjo en lo que llamamos tiempo libre, entonces uno puede elegir apuntarse a una actividad deportiva, hacer yoga, hacer refuerzo escolar, pero una vez que ha adoptado el compromiso, siempre y cuando no lo argumente, tiene que ir, tiene que existir una razón, no puede ser que los martes tenga una actividad deportiva pero como hoy me encuentro mal no voy, pues hoy encontrándote mal vas, mal anímicamente, si estás enfermo no evidentemente, y si no, venir a explicar, pero son muy importantes que existan estas actividades. No es más o menos importante que esta persona haga yoga, que esta haga lo otro, sino que exista la posibilidad para poder desarrollar aficiones o experimentar cosas que aún no se ha experimentado, o acostumbrarse a que es una opción para emplear el tiempo libre. Yo ya tengo unas obligaciones laborales, unas obligaciones familiares, incluso quizás algunas obligaciones sociales, pero todos esos aspectos de mi vida que yo cubro, ya sea que me preocupa o no un contacto con la sociedad, siempre hay más o menos ofertas en cada población de algún tipo de actividad, o afición, o de grupo o de club de lo que sea, da lo mismo. Ah,
eso se me olvidaba preguntarte ¿cuál es la droga qué más consumen aquí
los internos? La que más consumen aquí ninguna, ni el tabaco, ese exclusivamente yo claro (risas). La droga que genera más tratamientos, como droga principal continúa siendo la heroína, aunque no en la incidencia que lo era antes. Antes era prácticamente un 90% de los casos, cuando yo empecé. Y eso ha cambiado, sigue siendo la que más pero empieza a haber una incidencia en pastillas. Muy raramente he encontrado como droga principal, sólo un caso o dos, el hachís, aunque había tomado otras cosas. Lo que sí que me he encontrado mucho es un perfil que yo definiría como alcohólicos, ellos vienen por otra cosa pero en realidad son claramente alcohólicos, lo que pasa es que hay diversidad. Una constatación de hoy día es que la mayoría son politoxicómanos, o sea siempre hay una droga principal, pero toman varias. La dificultad es que existe la tendencia de depositar la problemática en esa droga principal y por tanto, las aspiraciones son de dejar esa, y si no se sigue un acompañamiento y un razonamiento adecuado, uno puede estar anclado internamente en la suposición de que al dejar esa droga se van a acabar todos sus problemas. Claro que estamos hablando de un modelo de adicción, la OMS dice que la drogadicción es una enfermedad crónica y yo digo recurrente, o sea que retorna. Pueden conseguirse tiempos prolongados de abstinencia, ojalá sean definitivos, pero hay que contemplar la posibilidad de la recaída y la vuelta a la droga. Yo
tenía entendido que cuándo tú eres adicto a algún derivado del opio, como
en este caso la heroína,
tienes que dejar gradualmente de tomarla sino tienes un problema físico
de síndrome de abstinencia, ¿eso es verdad y lo tratan aquí, o no? Claro, todas las drogas generan algún tipo de síndrome de abstinencia, todas las drogas, estamos una vez más en el aspecto médico, que no es el mío, pero bueno, algo me corresponde saber... Pero
entonces, ¿si se trata aquí? No, aquí no se trata, aquí la gente llega ya digamos con la primera desintoxicación hecha, eso que decíamos del Centro de Día, o Centro de Acogida ya se ha producido. ¿Puedo hacer un paréntesis? Sí,
claro. El síndrome de abstinencia más fuerte y más peligroso es el del alcohol. Hasta donde yo sé, es el único que hay consignados en estudios médicos muertes por síndrome de abstinencia de alcohol. Cosa que yo no sé que estén consignados, ni por heroína, ni por coca. No sabemos que pasará con las actuales drogas en sí, pero eso no quiere decir que no haya síndrome de abstinencia, y son fuertes, y se soportan generalmente gracias a los responsables médicos con algún tipo de tratamiento, de calaje con algún fármaco, que lo que hace es, bueno pues, evitar el malestar que produce, acortar un poquito el nivel de ansiedad, no desaparecerlo ni mucho menos. Para pasar por un proceso de calaje sin consumo, hace falta la decisión personal de dejar el consumo, entonces el fármaco soporta el malestar físico, ayuda a controlar la ansiedad. A una persona que está consumiendo se le puede decir 'te vamos a dar un tratamiento de calaje' pero si no existe su decisión, seguirá consumiendo igual. La decisión personal de no consumir es imprescindible, imprescindible y desgraciadamente no suficiente, yo sé de personas que estaban en la decisión de no consumir y todo eso y porque la esclavitud personal, la absorción que generan algunas de estas sustancias a la persona son tales que se acaban convirtiendo en la primera de las necesidades. La primera necesidad ya no es respirar, ni comer, la primera es tener la sustancia. Si lo miramos desde el aspecto de los valores se convierte en el primer valor, si entendemos como valor aquello en lo que yo tengo interés y que va a motivar mis decisiones, entonces acaba motivando todas las decisiones. Una vez satisfecha esa necesidad, uno puede tomar otras, pero es incapaz de tomar otras antes de decidir cómo conseguir la droga... Ya está. Pues
muchas gracias Paulino.
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