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El
turbulento infinito de Henri Michaux
En El infinito turbulento y otros libros
que aún no han sido traducidos al español como Misérable miracle y Les grandes
épreuves de l'espirit, el poeta belga Henri Michaux, relata sus experimentos
con entéogenos. L'infini turbulent
(1957) está casi enteramente dedicado a dar cuenta de sus excursiones psíquicas
con diferentes dosis de mezcalina pura. Sobre sus efectos describe ingeniosamente:
Si, vueltos
particularmente sensibles, captáramos, en lugar del la del diapasón,
cada una de las cuatrocientas treintaicinco vibraciones dobles,
que lo constituyen en apretado haz, habría más sensibilidad pero
ya no oiríamos el la. Lo hubiésemos perdido. De este modo noto
miles de unidades íntimas en las que no reconozco nada, aunque
quizás su conjunto sea lo que se me antoja más habitual, más cotidiano,
más corriente y quizá más mío. (16)
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Michaux sufrió experiencias
aterradoras y beatíficas que lo llevaron a asegurar que la mezcalina
contamina de
ángel al hombre… provoca un estado absolutamente fuera de lo corriente,
cuya experiencia sólo han conocido los místicos, esos drogados del ayuno,
de las vigilias, de las oraciones prolongadas, agotadoras (aunque por
eso mismo clarividentes) y unos cuantos locos, sin que ni unos ni otros
hayan hablado totalmente, los primeros por discreción y miedo de causar
daño atrayendo hacia lo que debe ser evitado, y los segundos por una
insuficiencia de atención y de don verbal. (16)
Habida
cuenta de sus experimentos, Michaux decidió otorgarle a la mezcalina los
siguientes adjetivos "aceleradora, repetidora, agitadora, acentuadora,
alteradora de todo sueño, interruptora, demostradora de la discontinuidad...
corriente alterna."
Las
certeras apreciaciones de Octavio Paz respecto a la prohibición
de los enteógenos
El
poeta y escritor mexicano Octavio Paz utilizó esta última
descripción de Henry Michaux como título para una colección de ensayos
en los que aborda el tema de las drogas visionarias: "Conocimiento,
drogas, inspiración"; "Henri Michaux"; "Gracia, ascetismo,
méritos"; "Paraísos"; y "El banquete y el ermitaño".
Justo
en este último ensayo de Corriente alterna Paz resume certeramente
el meollo del asunto respecto a la prohibición de los enteógenos:
Son un desafío
a las ideas de actividad, utilidad, progreso, trabajo y demás nociones
que justifican nuestro diario ir y venir. El alcoholismo es una infracción
a las reglas sociales; todos la toleran porque es una violación que
las confirma. Su caso es análogo al de la prostitución. Ni el borracho
ni la prostituta ponen en duda las reglas que quebrantan. Sus actos
son un disturbio, una alteración del orden, no una crítica. En cambio,
el recurso a los alucinógenos implica una negación de los valores sociales
y es una tentativa, quimérica sin duda, por escapar de este mundo y
colocarse al margen de la sociedad. [...] Puede entenderse ahora la
verdadera razón de la condenación y su severidad: la autoridad no obra
como si reprimiese una práctica reprobable o un delito sino una disidencia.
Puesto que es una disidencia que se propaga, la prohibición asume la
forma de un combate contra un contagio del espíritu, contra una opinión.
La autoridad manifiesta un celo ideológico: persigue una herejía, no
un crimen. (18)
Las experiencias de Carlos Castaneda con
"Mescalito"
En
el verano de 1960, Carlos Castaneda, un estudiante de antropología de
la Universaidad de los Ángeles California, aprovecha sus vacaciones en
México para visitar el norte del país. Casteneda encuentra un chamán llamado
Don Juan y a lo largo de aproximádamente diez años de experiencias comunes,
escribe sus cuatro primeros libros que tienen un éxito comercial sin precedentes
y provocan importantes polémicas culturales: The teachings of Don Juan (Laas enseñanzas de Don Juan), 1968; A separate reality (Una realidad aparte),
1971; Journey to Ixtlan (Viaje a
ixtlán), 1972; y Tales of power (Relatos de poder), 1974. La primera
versión en español de los mismos la realiza el Fondo de Cultura Económica
en México entre 1975 y 1976 e incluye un prólogo de Octavio Paz.
En
el primer tomo, el joven antropólogo sale en busca de un informante y
va a dar con un brujo que le propone iniciarse en el universo de la brujería,
es decir, hacerse su discípulo. El antropólogo acepta sin renunciar a
sus objetivos científicos. En este primer libro, al tiempo en que relata
experiencias verdaderamente fantásticas, intenta analizarlas sistemáticamente
desde su posición de observador exterior amurallado en la antropología.
El libro causa un fuerte impacto, tanto en el campo de la antropología
como en el de la psicología experimental encabezada en Harvard por Timothy
Leary, misma que cobra una influencia capital entre los hippies de la
época, quienes no casualmente se pretendían "indios-blancos"
por oposición a sus progenitores beat,
a los que se calificó de "negros-blancos".
El aprendiz
de brujo o "guerrero", según la terminología que usa Castaneda,
debe "aprender a ver", es decir, a ver otra realidad desbordando
la limitada capacidad de la percepción cotidiana.
Para este fin
entran en juego la serie de enteógenos por cuya experiencia debe
pasar el guerrero iniciado: Concretamente, el peyote (Lophophora
williamsi) a cuyo espíritu se alude como "Mezcalito";
la "yerba del diablo" o toloache
(Datura inoxia); y el hongo
llamado "Humito" (Psilocibe mexicana o alguna otra variedad
de hongos psicoactivos).
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De
acuerdo con José Luis Jiménez-Frontín en su ensayo "El desafío de
Carlos Castaneda", entre mayor sea la resistencia al abandono de
la percepción ordinaria mayor será la cantidad de enteógenos necesaria
para aprender la lección:
A mayor resistencia
a la aceptación de las nuevas realidades desveladas por las nuevas percepciones
de la experiencia alucinada, mayor será el número de dichas experiencias,
necesarias para el desmoronamiento de las antiguas 'descripciones del
mundo' del aprendiz. Un círculo vicioso en el que, como le ocurre a
Castaneda, puede irrumpir el primer enemigo: el miedo. Pero pueden ocurrir
también otras cosas: la ruina física o mental del aprendiz o su encadenamiento
por adicción a este tipo de experiencias. Un auténtico círculo vicioso,
porque nadie que no sea un auténtico 'guerrero' puede osar introducirse
en el mundo al otro lado del espejo y salir indemne: Mescalito mata,
destruye a los intrusos y arroja a los débiles a los submundos de la
locura o de la esclavitud. Pero los auténticos guerreros son, precisamente,
quienes menos necesidad tendrán de la reiteración de tales experiencias
y menos riesgos correrán por tanto. ¡Luego no se trataba, en último
extremo, de una mística alucinógena, una mística del juego de la experiencia
por la experiencia! (14)
En
efecto, tal como lo confirma el propio Don Juan, dicha ingestión no constituye
un fin en sí misma, sino el medio más elemental y transitorio para que
el iniciado pueda experimentar la alteración de las percepciones y, de
ser posible, acceder a la vivencia de "la otra realidad". En
este proceso, o "senda de sabiduría" hay cuatro enemigos que
persiguen al iniciado o "guerrero": en primer lugar el miedo,
miedo a la experiencia misma de la otra realidad y a la pérdida del antiguo
ego, un miedo capaz de paralizar el proceso desde sus inicios; una vez
superado este enemigo, aparece el poder, un poder que es real pero que
debilita al que se deja atrapar en sus redes, al que se convierte en esclavo
de sus propias artes (para Don Juan el brujo que practica la magia negra
no es más que un pobre, miserable "aprendiz de brujo"); superada
la tentación del poder, acecha el enemigo de la clarividencia, el más
peligroso espejismo, sólo superable con humildad y más clarividencia;
llega por fin el último y más peligroso enemigo: la vejez, la decrepitud,
el debilitamiento, la tentación del abandono, la "jubilación"
en suma.
Desde
la óptica pedagógica de Don Juan, el consumo de enteógenos es un medio
entre otros; no obstante, desde la óptica del consumidor hippie de los
sesenta se le ve como el único medio posible y, sin contexto alguno, se
busca en la experiencia reiterada el sentido mismo de la existencia. Para
muchas personas esto es visto como una profanación, para Jiménez-Fortín,
más que profanación, se trata de una "adoración del sacramento".
En
el segundo tomo, Una realidad aparte,
Castaneda empieza a perfilar su ruptura con la antropología. Abandona
definitivamente su papel de observador externo y esta vez narra sus experiencias
desde la pura óptica de la experiencia personal; proceso que lleva hasta
sus últimas consecuencias en los siguientes volúmenes. La reacción de
los antropólogos es fulminantemente negativa y para desconcierto de la
mística hippie, en los dos últimos libros, Castaneda rompe con la experimentación
enteogénica para adentrarse cada vez en mayores complejidades. Sus narraciones
dejan cada vez más claro que se trata de un proceso sin fin en el que
las plantas sagradas son sólo un primer peldaño.
Las
experiencias de Ann Shulguin con peyote y Alexander Shulguin con mezcalina
En
los voluminosos libros PHIKAL y THIKAL, escritos por los
esposos Shulguin, Alexander que es químico, enseña cómo sintetizar varias
drogas psicoactivas, muchas de las cuales ha diseñado él
mismo, y su esposa Ann que es terapeuta, enseña cómo utilizar algunas
estas drogas en el contexto de la psicoterapia. Asimismo ambos exponen
sus experiencias personales con distintas drogas y refieren muchas anécdotas
interesantes relacionadas con el uso apropiado de las mismas (ver más
al respecto en Cartografía
de la experiencia psicoactiva).
La
primera sustancia psicoactiva que ambos probaron, antes de conocerse,
fue la mezcalina. Alexander en forma pura y Ann contenida en botones
de peyote. Por caprichos de la sincronicidad, fue el mismo psicólogo,
Sam Golding, quien le facilitó a Alexander la mezcalina y
a Ann los botones de peyote y asistió a ambos en sus respectivos
viajes varios años antes de que ellos se conocieran.
En abril de
1960, después de leer los trabajos del antropólogo
Weston la Barre acerca del culto del peyote en México, algunos
artículos técnicos respecto a la mezcalina y los libros
de Huxley y Michaux, Alexander Shulguin tomó 400 miligramos
de sulfato de mezcalina, mismos que según él, cambiarían
el curso de su vida. En las páginas de PIHKAL relata
este primer viaje:
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[...] la esencia
de la experiencia fue esta: Vi un mundo que se presentaba a sí
mismo en múltiples disfraces. Estaba maravillado con el color
que, para mí, no tenía precedente, ya que nunca había
estado particularmente interesado en el mundo del color. El arcoiris
siempre me había proveído de todos los tonos a los que
podía responder. Aquí, de pronto, tuve cientos de matices
de color que eran nuevos para mí, y los cuales nunca, incluso
hoy día, he olvidado.
Este mundo era
maravilloso también en su detalle. Podía ver las estructuras
íntimas de una abeja metiendo algo en un saco de su pata trasera
para llevárselo a su panal y estaba completamente en paz con
la cercanía de la abeja a mi cara.
El mundo era
una maravilla de penetraciones psicológicas interpretativas [...]
Más que cualquier otra cosa, el mundo me sorprendía en
todo lo que veía, como si fuese un niño [...] Como la
piedra de toque que trae a la memoria la presencia de un sueño,
esta experiencia reafirmó un milagro de excitación que
había conocido en mi niñez pero que presurosamente olvidé.
La más
imponente percepción de ese día fue que esta sorprendente
remembranza hubiese sido traida por una fracción de un gramo
de un sólido blanco, y sin embargo, de ninguna manera se podía
argumentar que estos recuerdos hayan estado contenidos dentro del sólido
blanco. Todo lo que había recordado vino de las profundidades
de mi memoria y de mi psique.
Entendí
que nuestro universo entero está contenido en la mente y en el
espíritu. Podemos escoger no tener acceso a ello, podemos incluso
negar su existencia, pero de hecho está adentro de nosotros,
y hay químicos que pueden catalizar su disponibilidad.
Ahora es materia
de historia que decidí dedicar devotamente todas las energías
y habilidades que pudiera poseer para develar la naturaleza de esas
herramientas de auto-exposición. Se ha dicho que la sabiduría
es la habilidad de entender a otros; es el entendimiento de uno mismo
lo que es la iluminación.
Había
encontrado mi camino de aprendizaje. (23)
Alexander
Shulguin se dedicó a partir de entonces a estudiar, sintetizar
y probar principalmente sustancias cuya estructura química es similar
a la mezcalina y la amfetamina, las llamadas feniletilaminas. El título
de su primer libro PHIKAL, es un acrónimo de Fentilaminas
que He Conocido y Amado (Phenethylamines
I Have Known And Love) y THIKAL de Triptaminas.
Por
su parte, Ann Shulguin relata que cuando el psicólogo Sam Goldwing
le preguntó qué droga le gustaría probar como introducción
al mundo de los psiquedélicos, también a principios de la
década de los sesenta, ella penso:
Ya que había
leído el bello recuento de Huxley acerca de su experimento con
mezcalina, así como la amarga historia de Andre Michaux, le dije
a Sam que me parecía que el cactus del peyote, ya que después
de todo había sido usada durante siglos por miles de personas,
lo cual que era un antecedente bastante impresionante, y realmente me
encantaría probar. Añadí que no estaba segura acerca
de las diferencias entre la mezcalina contenida en el peyote y la mezcalina
sintetizada en el laboratorio, pero estaba lista para tomar cualquiera
que pudiera conseguir. (23)
Sam
consiguió 14 botones de peyote, así es que Ann y él
tomaron 7 botones cada uno, pulverizados y mezclados con jugo de naranja.
Su viaje inició cuando ella comenzó a ver un halo de luz
alrededor de los muebles de su habitación en California, Estados
Unidos. Luego ambos salieron a caminar hacia un parque, visitaron un acuario,
el planetario, un jardín japonés y por último un
restaurante italiano antes de regresar a casa de Ann. Este es un extracto
de su largo y detallado recuento que he traducido para compartirlo aquí
porque me parece fascinante:
Tenía
una certeza absoluta de que lo que iba a ocurrir este día iba
a cambiar mi vida de forma que ni siquiera podía comenzar a imaginar.
Y sabía que estaba lista. [...] me miré en el espejo [...]
Pensé para mí misma con la sensaciónde haber tropezado
con algo verdaderamente importante: este es un buen ser humano; esta
persona a la que estoy viendo es un tesoro. Todos sus fallos y fracasos
no le quitan su calidez y su habilidad de preocuparse y amar, allí
está. Vi los ojos reflejados a punto de llorar, y sentí
un estallido de admiración por tal simpatía hacia mí
misma. [...] no estoy exactamente acostumbrada a so. Supongo que la
mayoría de las personas no lo están.
[...] Estaba mirando alrededor mientras caminaba por la acera, los edificios,
los postes de luz; todo parecía emitir una luz sutil. Pasamos
por un pequeño jardín en el cual los pequeños arbustos
parecían presentarse a sí mismos, reclamando nuestra atención,
nuestro reconocimiento. Les sonreí y les dije Hola [... ] unas
cuadras despuésme di cuenta de que estaba caminando con pasos
largos fácil y rítmicamente, y de alguna manera encajaba
con todo alrededor de mí. Me estaba sintiendo completamente a
tono, y todo lo que veía [...] era música. Al ser quienes
somos, al sentir lo que sentimos, al movernos como nos movemos, todos
estamos creando una silenciosa música [...]
Vi -con ojos
de Van Gog- energía moviéndose hacia arriba del tronco
[de un roble] por cada rama, estallando en pequeñas explosiones
en forma de hojas; un árbol masivamente quieto y aún así
vivo, en movimiento continuo, urgente. Supe que lo que estaba viendo
era real; sólo había olvidado cómo verlo. [...]
Levanté mi mano derecha inmovilizada de asombro. Era mi querida,
fuerte mano cuadradaa de pianista que estoy acostumbrada a ver, pero
su superficie entera era una masa de infinitos pequeños puntos
en un movimiento increíblemente rápido. Supe lo que estaba
viendo [...] Todo es energía, energía que asume formas
de hierbas y conejos y cuerpos humanos y rocas, pero nos movemos en
un mundo que hemos aprendido a ver estable, quieto, sólido. Me
pregunté ¿a qué edad comenzamos a desenfocar este
otro nivel de realidad? Debe ser muy temprano.
"¿Te
importaría compartir algunos pensamientos?" me di cuenta
de que Sam estaba siendo muy considerado, queriendo saber lo que estaba
pasando, y aún así determinado a no entrometerse más
de lo necesario. Sentí una oleada de calidez por este querido,
obstinado, brillante rebelde, este hombre tan extraño, que se
había tomado tantas molestias para abrir estas puertas para mí.
Lo miré a los ojos y dije, "Gracias Sam. Muchas gracias
por darme este día." Él pestañeó, se
frotó vigorosamente la naríz, murmurando que el día
todavía no se acababa; que aún faltaba mucho.
[...] Una certeza
se esparció desde las plantas de mis pies, hacia mis piernas
y el resto de mí, que la Tierra en la que estaba caminando es
en realidad un cuerpo, un cuerpo vivo, que es una cosa sensitiva, con
algún tipo de conciencia que aún no podía comprender,
y que verdaderamente era La Madre. [...] Surgió en mí
entonces la certeza de que toda la vida en este planeta está
conectada en algún nivel inconciente; que cualquier cosa que
sea sentida por cada uno de nosotros, la experimenta, de alguna manera
que no puedo definir, todo lo demás que vive.
[...] recordé
algunas frases que he leído en libros y artículos acerca
de experiencias psiquedélicas, frases como "Todo está
bien tal como está", y otras igualmente enfurecedoras, "Yo
estoy bien, tú estás bien", que siempre me habían
sonado insoportablemente fatuas y auto-satisfactorias. Frecuentemente
pensaba enojada que los autores se habían olvidado convenientemente
de los bebés en los botes de basura de Calcuta, la pena, el dolor,
la soledad y el resto del planeta lleno de miserias. [...] Ahora - ahora
tenía que retirar todo aquello, todo ese resentimiento, porque
estaba comenzando a entender. [...] supe que todo en el mundo estaba
haciendo exactamente lo que se suponía que debía estar
haciendo; que el universo estaba en curso, y que había una Mente
en algún lugar que sabía todo lo que pasaba porque era
todo lo que estaba pasando, y que, ya sea que yo lo entendiera con mi
intelecto o no, todo estaba bien. Simplemente lo sabía y sabía
que trataría de comprenderlo más tarde, pero que ahora
tenía que absorber la verdad acerca de eso...
[...] Sabía
que podía entonarme con cualquiera que pudiera ver: todo lo que
tenía que hacer era alcanzar con mi mente a una persona en particular
y abrirme por dentro, para que lo que ellos eran y lo que ellos sentían
pudiera alcanzarme. Soólo tenía que estar abierta, sin
hacer ninguna evaluación o juicio, para experimentar ansiedad,
cansancio, impaciencia, o contento.
Me examiné
a mí misma y sentí mi cuerpo tarareando de nuevo y supe
que enmedio de mi pecho había un radiante centro de energía,
y otro justo arriba de mi ombligo, y que probablemente eran lo que los
maestros espirituales de la India llamaban chakras. No podía
recordar cuantos se supone que eran; cinco o siete, tal vez. De cualquier
manera ciertamente estaba conciente de dos de ellos. [...]
Mi espina dorsal
entera había sido activada; era un canal vivo de energía
moviéndose entre la corona de mi cabeza y la base de mi espina.
La intensidad era casi intolerable. Conforme continúe bajando
por el lodozo camino, la carga de energía en mi espalda pareció
transformarse de alguna manera, y me di cuenta de que estaba sintiendo
algo por todo mi cuerpo que, si lo hubiese experimentado en mis genitales,
podría haber sido reconocible como un orgasmo. No estaba confinado
a los genitales para nada, pero ciertamente era un orgasmo que subía
y bajaba por la espina, lo sentía en el pecho y estómago
y piernas, en la cabeza, la garganta y vejiga. Estaba caminando sola
como una persona ordinaria, experimentando el orgasmo total sin tener
los ojos cerrados, sin ninguna pérdida de control o habilidad
para pensar [...] La energía orgásmica continuó
fluyendo a través de mí, cuerpo y mente. Noté que
estaba en completo control de lo que decía, lo que hacía,
y no podía recordar ningún momento en mi vida en el que
mi proceso de pensamiento hubiera sido más agudo o más
claro. Tenía absoluta confianza en mi propio juicio. [...]
El estado orgásmico
estaba desvaneciéndose dulce y gradualmente, hasta un nivel de
energía con menor presión y menor intencidad de la que
había tenido antes. Existía y me movía en un campo
de luz, y había un flujo estable, como una nota musical continua,
por debajo, que sólo podía ser llamada éxtasis
-una conexión con aquel aspecto de la Gran Mente, el Gran Espíritu,
que era amor y felicidad y sonriente afirmación. [...]
me senté en mi cama y lloré. Pensé en todo aquello
por lo que había pasado, todo el dolor y la penalidades, toda
la soledad y los sitios oscuros- todos ellos quedaban balanceados, pagados,
contestados por este solo, extraordinario, bendito día.
Fui a mi librero,
encontré Las puertas de la percepción de Huxley
y, en el íntimo silencio de las primeras horas de la mañana,
lo releí y lloré de nuevo, enviando amor y gratitud al
autor por haber encontrado las palabras. Después apagué
la lámpara y miré a través de la oscuridad aquella
bella, divertida, tremendamente amorosa parte de Dios que era, le agradecí
con todo mi ser, y me quedé dormida. (23)
Ann
Shulguin retomó sus experimentaciones con psicoactivos varios años
después y se convirtió en una eficaz terapeuta con la ayuda
de psicoactivos como MDMA,
2-CB y su querida mezcalina,
hasta que la prohibición y su necesidad de escribir acerca de sus
experiencias la obligaron a tomar un descanso (ver más al respecto
en Espiritualidad y
terapias).
Las
expediciones de ecoturismo a la zona huichola o los "Peyote tours"
En
la década de 1980-1990 se podía encontrar en revistas como
Magical Blend Magazine y Shaman's drum, anuncios de compañías
de "ecoturismo" que ofrecían visitas a los "lugares
de poder" huicholes y estudios de "avanzadas técnicas
chamánicas de curación" con chamanes huicholes. En
el número de otoño de 1986 de la revista Shaman's drum
había tres anuncios de "peyote tours", y también
había una carta a los directores de la revista escrita por la señora
Valadez, artista y esposa de un huichol, quien se quejaba de que los occidentales
que participaban en estos viajes ponían en peligro a los huicholes
que los guiaban, ya que los soldados que patruyan el desierto podían
verlos en compañía de "americanos", y ellos no
saben nada acerca de las "búsquedas espirituales" y creen
que los extranjeros vienen aquí por "droga" y acusan
a los huicholes de vender drogas a los "jipis gringos", poniendo
en peligro la subsistencia de sus rituales y tradiciones en el desierto.
(17)
Preocupado
por estas cuestiones, pero también por el peligro de extinción
del peyote cuyo crecimiento es tan lento, Jonathan Ott expone en su Pharmacoteon:
Debido
a que el péyotl tiene un rango tan restringido,
y el cactus requiere más de una década para madurar,
el abastecimiento es naturalmente limitado. Debido al CITES [Convenio
del registro internacional de especies en peligro de extinción]
es ilegal traficar con cualquier especie de cactus silvestre,
aunque la venta de material cultivado está permitida. [...]
Sugiero que la "Native American Peyote Church" y la
"Peyote Way Church of God" establezcan jardines de Trichocereus
peruvianus en los Estados Unidos, como medio de asegurar un
abastecimiento renovable, seguro y continuo de cactus sacramental
para sus ritos, y quitar así la presión de la extinción
de los remanentes silvestres del cactus peyótl en
Texas. Tal vez los chamanes sudamericanos del San Pedro pudieran
ser invitados a asistir en una integración sintética
de las mitologías del San Pedro y el péyotl.
(17)
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Las
peregrinaciones de los "seudojipis de Coyoacán" a la zona de
Real de Catorce
En
la ciudad de San Luis habitan varios etnólogos y antropólogos dedicados
al estudio de los coras y los huicholes que están bastante preocupados
por la supervivencia de sus costumbres. Entre ellos, el antropólogo Joaquín
Muñoz a quien entrevisté en 1997 en la Ciudad de San Luis Potosí, México.
Él cree que los principales depredadores del peyote que crece en la Sierra
Potosina no son los huicholes y mucho menos los venados, sino "los
seudojipis de Coyoacán"; esto es para él: jóvenes habitante de la
zona metropolitana de la Ciudad de México "que sin ningún respeto
o conocimiento sobre las tradiciones de los huicholes, vienen a meterse
peyote sólo para ver qué se siente".
A
pesar de ello admite que el cacto aún no está en peligro de extinción
porque "el peyote sabe como protegerse a sí mismo: crece en manchas
[o sea en grandes conjuntos] y se esconde al abrigo de plantas espinosas
que lo protegen de las miradas de todos sus depredadores." Muñoz
reconoce además que si bien es cierto que en la zona cercana a Wirikuta
ya no hay peyote que depredar, debido al "fenómeno del seudojipi
coyoacanense que organiza peregrinaciones a Real de Catorce", las
manchas han ido emigrando hacia lugares menos accesibles cuya ubicación
exacta no quiso proporcionar para evitar la proliferación del mencionado
fenómeno.
Los
jóvenes capitalinos que con o sin conocimiento respecto a las tradiciones
indígenas se atreven a traspasar la Huasteca Potosina en pos de una experiencia
psicoactiva, sufren -además del menosprecio de los antropólogos- la intimidación
y la extorsión del personal judicial parapetado en los múltiples retenes
que hay en el corredor San Luis-Real de Catorce.
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