LA NOCHE OSCURA
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LA NOCHE OSCURA Hay un tipo de "malestar" que prevalece entre las personas que van
progresando en el sendero del desarrollo espiritual o místico, y cuyas vidas Esas personas viven una plenitud de vida, en sentido extraordinario y mental. Esas personas oscilan como un péndulo, desde el grado extremo del dolor hasta el grado extremo de la felicidad. Fácilmente se las conmueve y se las lleva desde un plano o un grado de reacción emocional hasta otro. Esto se debe a que su vida interior es verdaderamente vívida e intensa, y está llena con toda la plenitud de la experiencia del alma. Pero también hay que llamar la atención acerca de algo que ordinariamente se conserva en secreto entre los que han progresado en el Sendero. Aquella parte inevitable del viaje del místico, cuando el sol parece que se oculta y que el día termina, y los pasos del estudiante lo llevan gradualmente hacia la noche, al progresar en el Sendero. Este período de sombras profundas ha recibido diversos nombres, que en el lenguaje de los místicos se lo llama "la noche oscura". Entre los que no son cristianos, especialmente entre los orientales, este periodo se conoce con el nombre de viaje a través de las sombras. En la mayor parte de los documentos Rosacruces se la llama la Noche Oscura. Es cierto que este periodo dura a veces varios meses, y hasta un año. A este periodo es que puede aplicársele el término malestar. Sin embargo, es característico que, ya sea de larga o corta duración, pocos estudiantes, si es que los hay, pasan a través de él sin quejarse, y ningún consuelo o seguridad que les dé otra persona, sirve de nada para el que sufre. Resulta imposible convencer al estudiante que, en el fondo, todo va a salir bien . . . ¿Existe alguien cuya vida interna haya alcanzado un grado apreciable de desarrollo y que no haya experimentado ese vacío, esa muerte interna, que acaba con el atractivo de todas aquellas cosas que, ordinariamente, consideramos como las más valiosas y dignas? . . . Sin embargo, de una manera o de otra, el verdadero discípulo lucha vigorosamente, a través de estos periodos de oscuridad interior, sin perder completamente el contacto con una certeza interna de que está en el camino verdadero; de que, sea cual fuere la apatía y hasta la aversión que sienta en lo profundo de su corazón, él sabe que las sombras que caen sobre él proceden de afuera. Aquí está, en verdad, el punto esencial que merece la consideración constante del alumno. Nuestra experiencia al ayudar a cientos de alumnos en el sendero, durante esta época crítica, nos indica que debemos tratar de dar confianza continua al discípulo y asegurarle de que la mayor parte de esa sombra no procede de condiciones interiores. Y aún en muchos casos en que existe la creencia de que la sombra proviene del exterior, hay a veces también una creencia de que las sombras y la oscuridad proceden de alguna fuente del mal que está dirigida personalmente contra el bienestar del discípulo. Es en este punto del viaje del discípulo en el sendero en que fácilmente cae en la tentación de considerar demasiado y a veces exageradamente la posible existencia de los poderes imaginarios que se atribuyen a la magia negra. Para la buena guía del discípulo es necesario hacerle comprender que las tinieblas obedecen a un principio cósmico y que son buenas en su intención y en su propósito, y que verdaderamente son una experiencia que el discípulo tiene que pasar como parte de su iniciación y desarrollo. Durante este periodo de la Noche Oscura, hay algo de inquietud, de duda y de
lucubraciones. A veces la mente se hace indiferente a todo lo que es
místico, espiritual y oculto[1], mientras que en otros momentos la mente
parecer ser agudamente analítica y crítica, y parece que hallara razones
vivamente coloreadas y artificialmente inspiradas para dudar de la
sinceridad y valor y beneficios de cualquier curso de estudio espiritual y PARALIZACIÓN Es durante este periodo cuando muchos discípulos arbitrariamente detienen su progreso, hacen un alto a un lado del sendero, tratan de establecer contacto con otros que también se han detenido y que viven en las sombras, y hallan allí la confirmación de sus dudas y falsas creencias en la experiencia de los demás, llegan a conclusiones erradas que les hacen ver falsamente que su actitud de ese momento es correcta, renuncian a todo contacto que tienda a elevarlos, abandonan los estudios y se entregan a las tinieblas más profundas de la negra noche del pesimismo. Hay algunos que hallan lo que ellos creen que es un descanso de ese malestar, adoptando esta actitud contraria y abandonando su camino. Esos creen que han salido de una situación deplorable y que han alcanzad o la libertad. Al renunciar a sus estudios y apartarse de su escuela de pensamiento y ayuda, alardean de que quieren ser almas libres y de que ya no pueden hallar la felicidad y la paz en estar asociados y en entregarse a estudios minuciosamente prescritos. Parece que el momentáneo efecto del cambio que arbitrariamente producen en su vida los lleva erradamente a creer que se han libertado de cadenas y que han roto los lazos que los unían como esclavos, pero nosotros sabemos muy bien que a esta falsa interpretación sigue rápidamente un grado mayor todavía de pesimismo, de inquietud, y que el estado siguiente inspira profunda lástima. Es entonces cuando llega, en verdad, el momento de probar la vanidad del hombre y de probar su ego exagerado. (...) Sin embargo, todos aquellos que permanecen firmes en el
sendero, ven que la Noche Oscura conduce al alba maravillosa que está más
allá de la frontera. Éste, y no otro, es el despertar de la Luz Interior. No
hay técnicas. No hay herramientas. Sólo Voluntafd suprema y Fe, que es aquí
la convicción del inconsciente. Parece que de acuerdo con la resolución, la
sinceridad y la devoción del discípulo, así las horas de la Noche Oscura se
acortan y terminan. Solo aquellos que permanecen firmes llegan a comprender
que durante este paso de la noche una de las mayores batallas del yo
personal se libra y se gana. UNA ADVERTENCIA Que sirva esto de advertencia a los estudiantes, sean jóvenes o viejos, sean
nuevos o no en el sendero: a medida que viajamos por el camino de la vida es
natural que esperemos que en nuestro camino de desarrollo llegue un momento
en que el primer día de viaje termine y el sol se ponga durante un rato y
las tinieblas nocturnas oscurezcan la vía y llenen de tinieblas nuestra
vista. No hay mayor razón para que el discípulo abandone su carrera en esta época, de la que habría para abandonar la existencia terrenal cuando las
sombras del cielo se hacen más tupidas y el final del día trae la oscuridad
para la vista mundana. Porque, así como los tentadores y agentes del mal se
reúnen y residen en los sitios tenebrosos de la noche de nuestra jornada
mundana, así también los tentadores invisibles y los agentes esotéricos del
mal residen en las sombras de la noche espiritual. Allí tratan de atraer al
devoto y apartarlo del Sendero e inducirlo a tomar sendas extraviadas; lo
impulsan a abandonar su camino directo; influencian su pensamiento y su
juicio; ofrecen una engañosa luz brillante, la cual aseguran que brilla más
que el mismo día; hablan arteramente de la libertad del alma; sugieren que
la vía independiente, la nueva vía, el camino abierto, virgen, inexplorado,
a través de un país imaginario y de maravillas nunca descubiertas, será la
más rica de las recompensas; señalan las pruebas y tribulaciones que ya se
han soportado y las convierten en montañas; esparcen las palabras de la duda
con respecto a la sinceridad y bondad de quienes son sus compañeros y guías;
comentan los fracasos que el estudiante ha tenido y fomentan las pequeñas
vacilaciones que haya podido tener en su mente, y las agrandan a tamaños
enormes. Pero nunca explican por qué s i son emisarios que traen grandes
recompensas y grandes beneficios, viven sólo entre las sombras. Jamás
explican por qué no se les encuentra entre la luz de la vida, entre la luz
del sendero. Ellos no se nos presentan como si fueran parte de la sombra,
pero dejan que descubramos esto por nosotros mismos, después que nos hayamos
unido a ellos en su labor de crear desgracia, infelicidad y descontento. Por
esta razón nuestros ojos deben estar atentos, esperando la aurora que está
más allá de la noche, y nuestros oídos y nuestro corazón deben escuchar la
voz de quienes entonan sus cantos inspirados durante el día, a la gloriosa [1] Cito mi experiencia personal: allá por 1980 tuve una, digamos, 'crisis
existencial'. Quise desvincularme para siempre de todo lo esotérico y
volcarme a actividades más mundanas, habida cuenta que –según mi parcial,
inmadura y primitiva concepción de entonces- estas 'aficiones' sólo habían
traído sinsabores a mi vida. Regalé o vendí casi todos mis libros –casi un
millar- arrojé a los desperdicios decenas de carpetas con fichas, recortes
de periódicos y revistas, fotografías, apuntes laboriosamente colectados
desde siete intensos años anteriores. Destruí mis agendas y cuadernos de
notas de campo. Y puse todo mi esfuerzo en otra profesión más mundana. A los
tres meses, me permití la 'licencia' de asistir a una conferencia de estas
temáticas, total, qué 'daño' podría hacerme. Poco después, por qué no,
compré un libro para leer en el diario transporte. Cuatro meses más tarde
-no había transcurrido ni siquiera un 'año sabático' estaba de lleno inmerso
en estas disciplinas, claro que un tanto descapitalizado informativamente.
Hoy advierto que atravesé la Noche Oscura y no me quejo: conozco a decenas
de colegas y condiscípulos de entonces que jamás volverino a dedicarse a
esto (Gustavo Fernández) AL FILO DE LA REALIDAD Compartido a la red por Regina Fuentes Oliva <marefueol@yahoo.com.ar> Regresar
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