Capítulo 9
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La
Unicidad
El
plano físico no es un sitio cómodo para estar: todo se ve tan separado,
las personas caminan pensando que comienzan y terminan en su piel, los
objetos parecen tener extremos y superficies distintas y los acontecimientos
parecen tener comienzos y fines distintos. ¡Nada de eso es verdad! Sus
campos personales se extienden desde varios centímetros hasta varios
kilómetros alrededor de ustedes, dependiendo de sus intenciones y de
la frecuencia de la banda a la cual estén haciendo referencia. Se extienden
en frecuencias que van desde las ondas estacionarias densas de sus cuerpos
físicos (las cuales son interpretadas por sus sentidos físicos para
engañarlos y hacerles creer que se trata de sólidos) hasta la frecuencia
más elevada del amor puro que dispuso que este universo y todos los
demás fueran así. Los
objetos en sus vidas están hechos de energía pura, la cual siempre está
entusiasmadamente zumbando en ellos, emitiendo o reflejando calor y
luz. Ustedes ven esto y, a través de unas manos igualmente energéticas,
lo sienten. En medio de uno de los procesos más brillantemente creados
de todo el universo, sus cerebros arman todos estos datos de energía
y los registran como si fueran algo sólido. Los
acontecimientos de sus vidas son mallas de asociación, muy complejas.
Un encuentro aparentemente informal con un viejo conocido en una esquina
del centro de una ciudad pudo haber sido acordado antes de que ambos
nacieran. Como ESPÍRITU, bien pudieron haber planeado que cada cual
adquiriera ciertas destrezas y conocimientos para luego encontrarse
de nuevo y que uno pudiera ofrecerle trabajo al otro; o para crecer
compatiblemente y comenzar una relación que bien podría terminar en
pareja. Así
pues, desde el punto de vista del ESPÍRITU (cosa que ustedes estarán
haciendo más y más, desde ahora) no existen individuos, ni cosas separadas,
ni acontecimientos aislados. Sólo existe energía fluyendo, en un ir
y venir, en un subir y bajar de frecuencias. La
siguiente pregunta, entonces, bien podría ser: "Si esto es verdad,
¿cómo hago para meterme en ese flujo y volverme consciente de todo?" La
Banda de la Unicidad He
hablado ya bastante acerca de los campos de energía y de las bandas
de frecuencias. Recordemos que las dimensiones no son lugares, sino
bandas de frecuencia como las que usan la policía, los aviones, la radio
comercial, etc. Ellas le sirven de apoyo a cierto tipo de energía, de
una frecuencia mucho más elevada; pero la idea es la misma. Ariel
nos ofrece el siguiente modelo de doce niveles como guía a través de
las dimensiones: Sus
cuerpos físicos existen en la tercera dimensión, la cual se basa en
la materia física. La cuarta dimensión es el plano astral, el cual se
basa en las emociones. Ambos constituyen lo que denominamos el Mundo
de la Creación Más Densa. Estas son las dimensiones en las cuales se
desarrolla el juego de la separación. Sólo aquí es posible mantener
la ilusión del bien y del mal y sentirse separado tanto del ESPÍRITU
como entre ustedes mismos. Se han vuelto muy buenos haciéndolo. Ha sido
un juego de la separación muy exitoso pero ya llegó el momento de darlo
por terminado. Es por ello que este planeta está en un estado de ascensión.
Se encuentra ahora vibrando en el tope superior del plano astral, preciso
al borde de la quinta dimensión, la dimensión del Cuerpo de Luz. Como
parte del proceso de ascensión, estas dimensiones (más densas) se van
a enrollar con las dimensiones más elevadas y dejarán de existir. Las
dimensiones que van desde la quinta hasta la novena constituyen lo que
denominamos el Ámbito de la Creación Intermedia. La quinta es la dimensión
del Cuerpo de Luz en medio de la cual ustedes están al tanto de que
son Maestros y seres multidimensionales. En la quinta dimensión se volverán
seres completamente orientados por la espiritualidad. Muchos de ustedes
ya vienen desde este plano para convertirse en Trabajadores de la Luz. La
sexta dimensión es la que contiene los diseños de los patrones del ADN
para todos los tipos de las especies de la creación, incluyendo los
de la humanidad. Allí también están almacenados los idiomas de la Luz.
Está constituida principalmente por color y tonalidades. Es la dimensión
en donde la consciencia crea a través del pensamiento. Es uno de los
sitios en donde ustedes trabajan durante el sueño. Podría ser difícil
comprenderlo porque no están en un cuerpo a menos que elijan crear uno.
Cuando están operando desde la sexta dimensión, se parecen más a un
pensamiento vivo. Crean a través de sus consciencias pero no necesariamente
tienen vehículos para esas consciencias. La
séptima dimensión es la de la creatividad pura, la de la luz pura, la
de la tonalidad pura, la de la geometría pura y la de la expresión pura.
Es un plano de una refinación infinita. La
octava es la dimensión de la mente del grupo y es allí en donde harán
contacto con la parte tan inmensa de quienes son. Se caracteriza por
la pérdida del sentido del "yo". Cuando viajan multidimensionalmente
es aquí en donde tienen los mayores problemas tratando de mantener sus
consciencias unidas, simplemente porque son puro "nosotros",
funcionando con objetivos de grupo. Así pues, podría parecerles como
si se hubieran quedado dormidos o en blanco. La
novena dimensión, bajo este esquema que estamos usando, es el plano
de la consciencia colectiva de los planetas, los sistemas de estrellas,
las galaxias y las dimensiones. Aquí, de nuevo, es muy difícil mantener
una consciencia del "yo": son tan inmensos que todo es "ustedes".
Imagínense ser la consciencia de una galaxia. Cada forma de vida, cada
estrella, planeta y mente de grupo de cada especie en ella es "ustedes".
Si visitan esta dimensión, será muy difícil mantenerse conscientes. Las
dimensiones diez a la doce constituyen el Ámbito de la Creación Más
Elevada. La décima es la fuente de los Rayos, el hogar de lo que denominamos
los Elohim. Es aquí en donde la Luz se diferencia. Es el origen de los
planos de la creación que se envían a los niveles del Ámbito de la Creación
Intermedia. Pueden tener un sentido del "yo" en este nivel
pero no se parecerá al que están acostumbrados aquí. La undécima dimensión
es la de la realización de la Luz, es decir, el punto antes de la creación,
el de un estado de expectativa muy deliciosa, similar al instante que
precede a un estornudo o a un orgasmo. Es el ámbito del ser conocido
como Metatrón, el de los Arcángeles y el del Akásico Superior para este
sistema de la Fuente. Hay registros akásicos para los planetas y las
galaxias, al igual que para el sistema completo de la Fuente. Ustedes
están en uno de los muchos sistemas de la Fuente. Es así, pues, que
les estamos describiendo apenas un sistema de la Fuente. Uno entre muchos,
éste. Si van a otro sistema de la Fuente, lo que experimentarán será
distinto. Como Arcángel que soy, mi hogar base es la undécima dimensión.
Venimos a ustedes como mensajeros. Después de todo, eso es precisamente
lo que significa la palabra "arcángel". Es una de mis funciones
pues poseo muchas. Tengo una de Elohim que no se puede describir con
palabras. Tenemos muchos, muchos tipos de tareas. La
duodécima dimensión es la del Punto Único en la cual toda la consciencia
se reconoce a sí misma en unicidad completa con Todo Lo Que Es. No existe
ninguna separación. Si se conectan con este nivel, ustedes sabrán que
son completamente uno con Todo Lo Que Es, con la fuerza creadora. Si
hacen contacto con esta dimensión, ya nunca más volverán a ser los mismos
otra vez porque no podrán sostener el mismo tipo de separación una vez
que hayan experimentado la unicidad completa. El
ESPÍRITU crea
la ilusión de la separación hasta la séptima dimensión. A medida que
la frecuencia se eleva, las distinciones se vuelven carentes de significado
y todo es ESPÍRITU. Existe una banda de frecuencia definida en todos
estos niveles, la cual actúa como un medio unificador, como una frecuencia
común, como si fuera el canal público de radio de la banda ciudadana,
con la excepción de que no sólo podrán hablar por ella sino que son
ella. Si equiparan sus consciencias con la frecuencia de esta Banda
de la Unicidad, experimentarán una unidad completa con todo lo que es.
Se la conoce también como la Banda Crística y emana del nivel Crístico.
Ella lanza subarmónicas hacia el interior de todos los planos más densos.
La energía en el nivel Crístico es la energía de ustedes. Es el nivel
en el cual existen como Seres Crísticos, por encima de la separación.
En aras de lo conveniente, a menudo denominamos a esta función de unidad
como la Oficina del Cristo y, en la historia de la Tierra, esta función
se ha manifestado directamente en forma humana, sin niveles intermedios
del ESPÍRITU. Ustedes los han conocido como Quetzalcoatl, Hiawatha,
Lao-Tzu, Krishna, Buda y Jesús. Ellos han sido proyecciones directas
de la Banda de la Unicidad y aparecieron en distintos puntos de la historia
para cambiar el curso de los acontecimientos, recordándole a la humanidad
su unicidad. Nosotros también usamos el nombre de Sananda para describir
la Colectividad Crística. La
Banda de la Unicidad, por lo tanto, es una frecuencia y sus subarmónicas
se suceden en todos los planos o dimensiones. Si se ponen a tono con
esa frecuencia, simplemente conocerán la unicidad y no habrá ya ninguna
duda al respecto. Ponerse a tono con las subarmónicas es como subirse
a un ascensor que los lleve directo al piso superior: rápido, directo
y eficaz. Las puertas se abren y una oleada de amor los baña completamente.
Sananda
nos ha dado maneras para encontrar nuestro camino hacia ese ascensor.
Lo he invitado para que él mismo se dirija a ustedes: Soy
Sananda. Provengo del nivel en el cual todos ustedes son Uno. Me propongo
ayudarlos a experimentar el nivel de dicha de sus aspectos de frecuencias
más elevadas. Ante todo, es apropiado que corrijamos algunas interpretaciones
erróneas emanadas del idioma y de las creencias de otras épocas. Se
me ha atribuido haber dicho: "Nadie llegará al Padre sino a través
de mí". Lo que verdaderamente quise decir es que para que experimentaran
sus verdaderas naturalezas, sus mismos Yo Soy, deberían ante todo alinearse
con la frecuencia de la Banda de la Unicidad que yo creo a partir de
mi energía. También
se dice que dije: "Dejad que los niños vengan a mí". De nuevo,
fui traducido mal. Lo que quiere decir es que para que puedan experimentar
la unicidad deben estar tan libres de temores, de imágenes mentales,
de juicios, de vivir en el pasado o en el futuro, como los niños. Estas
cosas les bloquean su ingreso a la experiencia de la unicidad. Varias
cosas se sucedieron en su planeta en 1988 las cuales hacen la experiencia
directa con la unicidad sea posible ahora. Primero, establecí el ascensor
que Serapis menciona, partiendo directo desde los planos más densos,
de manera tal que puedan sentir las frecuencias subarmónicas de mi energía
en el interior de sus propios campos. El recitar la siguiente invocación
los pondrá a tono con esa frecuencia y podrán dirigir sus percepciones
para igualar las armónicas de esa frecuencia sobre cada uno de los niveles
más altos. Cuando hayan alcanzado la Banda de la Unicidad, lo sabrán
porque un sentimiento de paz y de unicidad los bañara completamente. Segundo,
se ha traído a este planeta la energía de la Gracia. Esta es la energía
del Rayo Plateado, el rayo de la armonía y del fundirse. Cualquier cosa
que estén haciendo para aumentar la frecuencia de la energía en sus
campos personales va a resultar mucho más suave si invocan la Gracia.
Sencillamente imagínense un rayo de luz plateada, brillante y resplandeciente,
fluyendo hacia sus campos, lavando y llevándose cualquier energía de
baja frecuencia que ya no deseen. Los calmará si están agitados o los
reanimará si están cansados. Un
tercer cambio importante fue la remoción de la continuidad. A lo largo
de la historia de la Tierra, el Rayo Naranja había alimentado las formas
masivas de pensamiento de la realidad de consenso que eran necesarias
para apoyar el juego del karma y la permanencia de las cosas como estaban.
El Rayo Naranja quedó purificado hacia finales de 1988 y de inmediato,
los viejos patrones de hostilidad sobre la Tierra empezaron a desmoronarse
porque ya nada los sostenía. Ahora son libres de cambiar tan rápido
como lo deseen. Le
agradezco a Serapis por esta oportunidad para saludarlos. En amor y
en unidad, yo soy Sananda. Invocación
a la Unicidad Les
ofrecemos la siguiente invocación para ayudarlos a que se conecten con
la Banda de la Unicidad: Soy
un Ser Crístico; soy unidad con el ESPÍRITU. Soy
un Ser Crístico; soy unidad con el TODO LO QUE ES. La
Luz de mi propio Ser resplandece sobre mi sendero. Soy
un Ser Crístico; soy unidad con el TODO LO QUE SERÁ. Sostengo
en mi corazón la resplandeciente Luz de la Fuente. Camino en unidad con el ESPÍRITU. Río
en unidad con la Fuente. Amo
en unidad con mis congéneres. Soy
un ESPÍRITU Crístico; soy un puente entre el cielo y la Tierra. La
función que ustedes conocen como Sananda ha creado un "ascensor
de consciencias" a través de los planos, es decir, un conjunto
de frecuencias armónicas. Usando este conjunto de frecuencias, pueden
experimentar la Unicidad. Sananda generalmente se proyecta como un ser
muy cariñoso y suave para permitir que sus cuerpos emocionales se relacionen
con la frecuencia; y con la unicidad subyacente. Cuando el ESPÍRITU
desempeña esta función, se propone comunicarse como un ser amoroso en
particular, a pesar de que la función de Sananda no sea ni más ni menos
amorosa que cualquier otra. Cuando
el ESPÍRITU desempeñó las funciones del Cristo, del Buda y del Krishna
históricos, por ejemplo, expresó la unidad y el amor incondicional de
la Fuente a través de estas formas, de seres humanos tales como ustedes,
que habían limpiado los campos inferiores más densos y los habían unificado
lo suficiente para poder manejar la energía de frecuencia más elevada
de las dimensiones superiores. Esto se sucede de manera automática cuando
confluyen dos cosas: primero, se aman a ustedes mismos de manera incondicional;
y segundo, saben que son unidad con todo lo que es. Entonces el amor
incondicional es inevitable. Por ser unos con el ESPÍRITU, ustedes están
hechos de exactamente la misma "cosa" que esas figuras históricas
y sus yo-espíritus, de hecho, realizan exactamente las mismas funciones
de Sananda o de Cristo. La
figura histórica de Jesús fue la encarnación de un Maestro Ascendido
cuyos campos estaban lo suficientemente limpios como para permitir que
la energía de alta frecuencia del ESPÍRITU, proveniente de la dimensión
Crística, se fundiera con sus campos hasta el punto de ser capaz de
realizar la función de Cristo-Sananda sobre el plano físico. Durante
esa vida, él fue un canal tan abierto que el ESPÍRITU pudo incorporar
la energía Crística en sus campos. Cualquiera que se acercaba a su campo
quedaba inundado con esa energía; si en cambio, eran lo suficientemente
abiertos, podían experimentar esa energía a través de la resonancia. Aquellos
que contenían cualquier energía en sus campos que no fuera de amor propio,
tal y como, por ejemplo, de culpabilidad, de autorecriminación, etc.,
se sentían muy incómodos ante su presencia, aun cuando la energía de
la Banda de la Unicidad, en sí misma, carece totalmente de juicio. Por
un lado, la energía Crística amplifica el amor por sí mismo y por los
demás; y les eleva sus frecuencias aún más. Por el otro lado, la energía
que no sea de amor por sí mismo o por los demás queda resaltada de manera
tan preponderante que no hay más camino que reconocerlo. Si no están
dispuestos a reconocerla como suya propia, proyectarán la ira, el odio,
la amargura, y el miedo sobre otro objetivo conveniente. Jesús se convirtió
en ese objetivo, por supuesto. Es muy irónico, pero cierto, que al ser
confrontada con la Unicidad, la gente proyecta sus sentimientos de no
unidad sobre la fuente de la unidad. Por ello la figura bíblica de Jesús
fue vista como causante de división. Estén
alertas, por lo tanto, pues cuando experimenten la energía de la Banda
de la Unicidad por vez primera, es posible que sientan exactamente lo
opuesto de la unidad. No se preocupen. Agradezcan que pueden sentir
la energía de la separación en sus campos, de esa antigua impresión
grabada allí a lo largo de los años pues ustedes ya están en capacidad
de botarla ahora. He
aquí una técnica que pueden probar: Unifiquen
sus chakras y sus campos; fúndanse con su función espiritual. Imagínense
que sus conciencias abordan un ascensor al nivel del plano físico. Vean
como los nombres de los distintos planos resplandecen en el tablero
a medida que van ascendiendo. Deténganse en el nivel del Plano Crístico.
Apenas se abran las puertas, permitan que sus consciencias salgan del
ascensor. Probablemente verán a varias personas, algunas conocidas y
otras no. Son proyecciones, de alta frecuencia, de aspectos de sus yo-espíritus
quienes ya están experimentando una plena unidad con ustedes. ¿Cómo
se sienten ustedes respecto a ellos? ¿Pueden sentir la unicidad o se
sienten separados? Si
se encuentran con alguien de quien ustedes se sientan separados, intenten
realizar un dialogo como el siguiente: Reconozco
que me siento separado. Soy un Maestro y fabriqué esto a manera de herramienta
de aprendizaje que ya no me es útil y la libero de vuelta al universo.
Elijo en cambio experimentar la Unicidad. Ahora conozco y siento mi
unidad con todo lo que es. Tú (cualquiera que sea su nombre) y yo somos
ESPÍRITU, unido e indivisible. Muévanse
con libertad y saluden a quienquiera que se encuentren. Siéntanse en
libertad de pedirle a Sananda que se aparezca. Ustedes han creado ese
espacio y pueden invitar a quienquiera que deseen. Cuando se sientan
completos, regresen al ascensor y traigan a sus consciencias de retorno
hasta sus campos unificados. Este
diálogo es muy útil también cuando reconozcan que alguien no les cae
bien. En medio de un acalorado debate en sus lugares de trabajo o durante
una querella con sus parejas o con sus niños, intenten proyectar estas
palabras, desde sus chakras del corazón, hacia el yo-espíritu de él
o de ella. Ustedes ya saben que él o ella están adentro de su campo
unificado y que recibirán el mensaje, en algún nivel. Recuerden,
ustedes pueden retornar en cualquier momento que lo deseen. Y cada vez
regresaran un poco más distintos. ¡Se los garantizo!
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