Capítulo 5
La Expresión Divina: El Campo del Espíritu |
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Imagínense
muchos baldes de agua suspendidos en el agua; y que toda el agua sea
consciente. El agua en un balde sabe que continuamente está intercambiándose
con el agua que está afuera; sin embargo, en virtud del hecho de estar
contenida, es consciente de sí misma como distinta del agua que está
afuera. Por supuesto que los baldes son imaginarios pero son análogos
a los campos que apoyan la energía; y el agua es análoga a la energía
que los llena. Algunos campos son gigantescos --como por ejemplo, los
campos planetarios o solares; y otros son diminutos en comparación,
como el campo de un átomo; pero todos ellos contienen, y se nutren de,
la energía de la Fuente. En
adición a su interactuar entre los campos, esta energía consciente se
fracciona también mediante la característica de la frecuencia. Piensen
en el teclado de un piano. Todas las notas individualmente están hechas
de la misma cosa básica, vibraciones de cuerdas, pero cada nota, a su
vez, implica y contiene todas las armónicas y sub-armónicas (las notas
en la misma posición relativa, en las octavas superiores e inferiores).
La Fuente se fracciona a sí misma, de maneras que son imposibles de
describir, en estados de energía que reconocen su unidad y que a la
vez son conscientes de otros estados de energía que conforman el todo.
Cada estado de energía crea sub-armónicas de sí mismo, cada uno de las
cuales, a su vez, está consciente de las sub-armónicas de los demás
estados de energía. Así pues, el Espíritu de todas las frecuencias se
conoce a sí mismo como la energía de la Fuente que es pura, juguetona
y creadora. En
virtud de ser, el ESPÍRITU expresa la naturaleza de la Fuente a través
de los campos que él genera y a través de la energía que irradia dentro
de ellos. Tomen, por ejemplo, a Ariel. Algunos de ustedes conocen a
esta energía como un arcángel. Ariel es la función responsable de proyectar
el campo requerido para el campo físico --el campo conducente para la
energía que es necesario para brindarle apoyo a la energía que penetra
a través de él, al interior del plano físico. En ciertos puntos del
campo, la conductividad se amplifica y el proceso es más eficiente,
lo cual da como resultado la materia física o unidades de energía que
se congregan y coagulan. En otras partes menos conductivas del campo,
sencillamente no lo hacen. Y todo ello se sucede así, mediante un acuerdo
consciente. Es así como el espacio fuera una forma de pensamiento colectivo
que ustedes todos mantienen; pero, el sostener esta forma de pensamiento
del espacio, es apenas una de sus muchas funciones. Y en cualquier momento
en el tiempo, la energía que realiza esta función es distinta de la
que era hace un instante. Ya ha cambiado mientras ustedes leían este
párrafo. Si
te llamas María Sánchez, la energía que se desempeña como la función
de María Sánchez (o cualquier otra función, en efecto), constantemente
cambia. Ahora puede que la función de María sea la de explorar un aspecto
de la maternidad, por ejemplo, el uso del poder en relación con un niño
o con un padre enfermo, o una cualquiera del un millón de cosas que
el ESPÍRITU desea explorar. También, y sin importar cuál sea la función,
el mismo tema podría repetirse a lo largo de muchas encarnaciones desde
una perspectiva ligeramente diferente en cada caso. Así pues, la función
de María Sánchez amplía la causa de la Fuente, haciendo que la Fuente
aprenda más acerca de sí misma. La personalidad de María y su yo-espíritu,
conjuntamente, determinan cuán cerca ella va a estar de comprender su
verdadera naturaleza como parte de la Fuente y, en consecuencia, de
experimentar su indivisibilidad con todo y con todos los que la rodean. Así
pues, vemos el mundo del ESPÍRITU de dos maneras. Primero, el ESPÍRITU
es energía pura y organizada, consciente de sí misma y de su unicidad.
Bajo esta capacidad, él no hace nada; sencillamente es. Segundo, vemos
al ESPÍRITU realizando ciertas funciones, por ejemplo, la de María,
la de Juan, la de San Germaín y, por supuesto, la de Serapis. La energía
que realiza estas funciones está cambiando constantemente. La porción
del Espíritu que realiza la función de Serapis, por ejemplo, está cambiando
todo el tiempo pero, aún así, entiende la naturaleza de la tarea y mantiene
la apariencia de uniformidad y continuidad. Las
funciones varían en el ámbito de su cobertura. La función de Serapis
está relativamente bien definida y forma parte de otra función más grande
encargada de apoyar la claridad intelectual que se necesita para la
ascensión, plenamente consciente, en el ámbito de todo un planeta. Los
diferentes niveles del Espíritu realizan los niveles diferentes de esta
función, dentro de una operación muy bien coordinada. Por ejemplo, el
canalizador Tony es el nivel de mi función que hace que estas formas
de pensamiento queden en papel y, en otro nivel distinto, estoy exponiendo
esta información en la malla de la mente grupal del planeta, para que
todos puedan acceder a ella. De
paso, no existe un director de orquesta para esta coordinación. Las
unidades de consciencia que están al servicio del ESPÍRITU sencillamente
saben qué es lo que está pasando y se mezclan con el nivel apropiado
para, literalmente, "prestar su energía". ¿Por
qué sucede así? La respuesta nos trae de regreso al título de este capítulo.
El Espíritu posee un inexorable impulso para crear, mantener, destruir,
y volver a crear; y se la pasa anhelando todas y cada una de las oportunidades
para hacerlo. Algunos niveles del ESPÍRITU tienen la tendencia, digamos,
hacia la creatividad intelectual, mientras que otros prefieren limpiar
viejos sistemas de creencias para abrirle campo a lo nuevo. La destrucción
es tan creativa, en todos los aspectos, como la creatividad misma; no
es más que una cuestión de punto de vista. El
ESPÍRITU busca expresarse. La Fuente se conoce a sí misma mediante su
creatividad. El yo-espíritu interior de ustedes busca expresarse a través
del yo-ego exterior de ustedes. Ustedes crearon los tres campos de energía
más densa de sus cuerpos y de su personalidad para tener espacios y
medios en los cuales poderse expresar. Empacaron y permanentemente están
empacando energía en estos espacios. Ustedes han colocado a sus yo-egos
en situaciones cuidadosamente diseñadas con los padres, la escuela,
y los amigos --situaciones que le imprimen creencias al ego desde una
edad temprana. Cuidadosamente seleccionan la mezcla de energía que corre
a través de sus campos y, hasta cierto punto, ustedes dejan que sus
yo-egos tengan que lidiar con ella. Pero todo esto no quiere decir,
en absoluto, que el ego y el espíritu estén separados de manera alguna.
Ustedes son su yo-espíritus de la misma manera en que ustedes son cualquier
cosa. Lo expresan mediante cada pensamiento, palabra y acción. Cuando
actúan a partir del amor, le permiten a su espíritu que fluya a través
de ustedes, sin impedimento alguno. Cuando actúan a partir del miedo
(demostrando odio, celos, avaricia, etc.), están bloqueado el flujo
del amor que proviene del ESPÍRITU. La única barrera entre el ego y
el ESPÍRITU es el miedo. El miedo cercena al ego del ESPÍRITU y a medida
que ustedes, sus yo-egos, van aprendiendo más acerca de sus verdaderas
naturalezas, ese conocimiento comenzará a erosionar el miedo. A medida
que vayan deshaciéndose de sus miedos, se permiten estar más conscientes,
emocional e intelectualmente, y ello deja que les penetre más amor.
En este universo, la divisa básica es la emoción del amor. Ella se dará
mañas para entrar, de la manera que sea y a medida que fluya hacia adentro,
desaparece más miedo, lo cual permite que fluya aún más amor hacia adentro,
y así sucesivamente. Así
pues, el Espíritu expresa, a través del ego, el "yo" que conscientemente
se conoce a sí mismo. Ustedes, sus yo-egos, son la punta de lanza del
campo físico de sus inmensos yo-espíritu. Ustedes son sus ojos, sus
oídos y sus manos. Sus yo-ego se la tienen que ver con los acontecimientos
que los rodean, descifrando qué hacer con respecto a cada uno; pero
ustedes, como ego y como ESPÍRITU, conjuntamente deciden qué acontecimientos
habrá en su devenir. ¿Cómo saber qué esperar? ¿Qué nos traerá la siguiente
hora? Si
ustedes supieran estas cosas, abrirían sus focos conscientes hasta incluir
a sus yo-espíritus. No defiendo que ustedes remuevan sus focos del plano
físico completamente porque negarían el porqué se encarnaron aquí. Si
propugno, sin embargo, que se vuelvan plenamente conscientes respecto
a los contenidos de cada uno de sus tres cuerpos más densos, como preludio
para llegar a identificarse con el ESPÍRITU; y para incorporar al ESPÍRITU
en sus campos más densos. Así pues, el campo del ESPÍRITU es un campo más, sobre y por encima de los tres que ya hemos hablado. Ustedes viven dentro de él pero debido a que el ESPÍRITU no está limitado ni por el tiempo, ni por el espacio, él está no sólo alrededor de "ustedes", como si lo están los campos más densos, sino que este aspecto de ustedes está "en todas partes". Él les otorga poder a todos los demás campos, y se expresa a través de ellos. Ustedes no son, por lo tanto, simplemente sus personalidades ni el estado de consciencia de sus yo-ego externos. Ustedes son más, mucho más. La segunda parte de este libro, trata acerca de cómo pueden reclamar esta identidad más grande y despertar hacia quiénes en realidad son. Pero antes, cerremos la primera parte mirando tres áreas de mitos generalizados y generadores de problemas que abundan en la realidad de consenso: mitos acerca del amor, de la verdad y del poder. Ir a la siguiente
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